Opinión

Independencia confederal

Empiezan con un fondo de solidaridad y acaban quedándose todo

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la clausura del Congreso extraordinario del PSPV, en El Invernadero-Arrecife, a 24 de marzo de 2024, en Benicàssim, Castellón.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la clausura del Congreso extraordinario del PSPV, en El Invernadero-Arrecife, a 24 de marzo de 2024, en Benicàssim, Castellón.Rober SolsonaEuropa Press

Hoy más que nunca es importante que las baronías del PP no se dejen atrapar por el brillo de la manzana que les va a mostrar la serpiente. Les van a tentar para ver quien da el primer mordisco. Será un error no hacer causa común, pues no estamos ante una disputa entre regiones, sino ante un asunto de Estado. Y en temas de Estado, debe primar el discurso coordinado. Sánchez busca lo contrario: echar algo de queso en el saco de las ratas, para que se devoren entre ellas. Los peperos a garrotazo limpio por atrapar el dinero que les va a poner a la vista el presidente. Para tapar lo que no se debe tapar: el concierto catalán. Dicen unos y otros que no es un concierto. Lo que no es, desde luego, es lo de Teruel. Hablamos de algo distinto, por mucho que lo quieran ocultar diciendo que «hay tarta para todos». Que no se engañen los socialistas que hoy se reúnen para hacerle otra vez la ola al líder. Mucho ladrar en sus territorios, pero a la hora de la verdad, nada. A fin de cuenta es duro exponerse a perder el escaño o el empleo público. No están los tiempos para heroísmos. Y por eso al final tragarán, como siempre. Aunque es importante que no se confundan. Esto no va de Soria o de Teruel. Va de independencia. De independencia fiscal para la independencia confederal. Si hubiese lealtad, como en el caso de los landers alemanes, no habría mayor problema. Pero no hay lealtad en el independentismo catalán. Hay engaño. En cuanto pase Illa, el indepe que le suceda utilizará la autodeterminación fiscal para avanzar hacia la secesión. Artur Mas lo dijo claro: la independencia fiscal es la estructura base para el Estado propio. «El gran pilar de la república», según Junqueras. De ahí que no sea cosa menor. Ni es Cuenca ni Soria ni Teruel, señora Peña. No insulte a la inteligencia, dice Lamban.

Se trata de independencia fiscal, el control total del dinero, con lo que en el futuro estará tirado que la independencia triunfe, esta vez sí. Es lo que han de tener claro los barones del PP, igual que los del PSOE. No se trata de aprovechar la situación para sacarle unos cuartos más a Hacienda. En ese caso, gana Sánchez. Estamos ante un paso más, y de los grandes, hacia la soberanía de Cataluña. No un paso hacia la «federalización de España», como pretende vendernos nuestro timonel. España es hoy ya una federación de facto. A lo que vamos es hacia una Confederación de Naciones independientes, en la que Cataluña y el País Vasco jueguen un papel equiparable al resto del Estado.

Y en cualquier caso, más dinero. Muy bien, pero de dónde sacamos más dinero en un país endeudado hasta las cejas. Si se le da más a Cataluña, habrá que quitarle a los demás. Mas dinero para todos no hay. Salvo que paguemos más impuestos. Y siempre sería «algo más de dinero para Murcia y la Rioja, pero muchísimo más para Cataluña». Luego solo puede haber más dinero con más deuda y más ruina. Nunca hay bastante dinero para los gobiernos mani-rotos de Cataluña. Dilapidan cuanto les llega, y no porque lo dediquen a Sanidad, educación, inmigración, seguridad o frenar la okupaciòn. El dinero que pide Esquerra es para embajadas, subvenciones a organizaciones indepes, más medios soberanistas, para nuevas estructuras de Estado. Para eso todo el dinero es poco. De manera que empezaran comprometiendo un fondo de solidaridad, y acabaran quedándose la totalidad. Y sí no al tiempo.