Ministros

Margarita Robles: la jurista que humanizó las Fuerzas Armadas y les subió el presupuesto

La ministra de Defensa, una de las más fieles a Sánchez y de las mejores valoradas, continúa en su cargo con el objetivo de seguir aumentando el presupuesto hasta el 2% del PIB

Margarita Robles, ministra de Defensa
Margarita Robles, ministra de DefensaJesús G. FeriaLa Razon

Llegó en 2018 con una serie de retos que mantuvo en su reelección en enero de 2020. Por un lado, quizás el más importante de todos, poner fin a la caída continuada del presupuesto del Ministerio de Defensa, que encadenaba años de reducciones. Y, por otro, impulsar la presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas, una de sus grandes batallas que se ha visto recompensada con las primeras cuatro generales durante su mandato. Sin embargo, en su camino se cruzó un enemigo nunca antes conocido: la pandemia del coronavirus, lo que la llevó a sacar a los militares a la calle para llevar a cabo misiones diferentes a las que estaban acostumbrados, como desinfectar, transportar material sanitario o colaborar en la vacunación de los ciudadanos.

Y fue con esta guerra contra un virus con la que Robles humanizó las Fuerzas Armadas, vendiendo su cara más amable, acercándolas a esa sociedad a la que sirven. Porque las operaciones “Balmis” y “Baluarte” le hicieron ganar puntos bajo el mantra de que los ejércitos y la Armada están siempre disponibles para colaborar con la sociedad en todo tipo de batallas. Incluido un volcán o una borrasca ("Filomena") que paralizó varias ciudades. Y así fue.

Todo un éxito que le sirvió para, acto seguido, defender la necesidad de aumentar el presupuesto de Defensa para que los militares contaran con los medios más modernos a disposición de la sociedad. Así, ejercicio tras ejercicio ha logrado aumentar poco a poco los fondos para las Fuerzas Armadas hasta llegar a los 12.800 millones de este año. Todo, con un objetivo aún más ambicioso de fondo: alcanzar ese 2% del PIB en gasto militar al que los aliados se comprometieron en 2014 y que el Gobierno de Pedro Sánchez retomó el pasado año en la Cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid. Eso sí, del plazo fijado para 2024 se ha pasado a 2029 para llegar a ese porcentaje.

Armamento

Y, al mismo tiempo, ha conseguido darle un empujón a una serie de programas de armamento estancados pese a ser prioritarios para las Fuerzas Armadas. Es el caso, por ejemplo, de los vehículos de combate sobre ruedas (VCR) 8x8 "Dragón" para el Ejército de Tierra (cuyas primeras unidades se entregaron hace un año) o el primero de los cuatro submarinos S-80, el S-81 "Isaac Peral", que la próxima semana será entregado a la Armada.

Un aumento de fondos y de material militar que ha conseguido pese a las constantes críticas de la cuota de Podemos en el Gobierno. Porque siempre ha defendido la necesidad de aumentar el gasto militar bajo la consigna clásica de que invertir en Defensa es "invertir en paz, en seguridad, en libertad y en valores democráticos". Fiel a sus principios, y a Pedro Sánchez desde el minuto uno, ha defendido con uñas y dientes la labor de los miembros de los ejércitos y la Armada pese a los ataques de los ministros morados. Incluso llevó a cabo una subida del sueldo de los uniformados, eso sí, "insuficiente" para las principales asociacionesmilitares.

Pero en su camino también se ha encontrado otros retos a los que ha tenido que hacer frente, de nuevo, apelando a esa solidaridad militar. Retos, ya sí, en forma de guerra convencional, como la de Ucrania, ante la que Defensa volvió a dar un paso adelante ofreciéndose a formar a sus militares, donándoles armamento y material o atendiendo en hospitales militares a sus heridos en combate. O evacuaciones de ciudadanos atrapados en países en guerra: Afganistán, Sudán, Níger... misiones en las que los uniformados españoles demostraron su profesionalidad y capacidad.

Operaciones en el exterior

Todo, sin dejar de lado las tradicionales operaciones en el exterior, muchas de las cuales ha ido reforzando como consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Porque el Ejecutivo ha querido seguir vendiendo que España es un "socio fiable y comprometido" y, por ello, no ha dudado en alistar más buques en las agrupaciones permanentes de la OTAN o cazas en las misiones de Policía Aérea de la Alianza, tanto en el Báltico como en el Mar Negro, donde también ha desplegado baterías de misiles o radares para contribuir a esa defensa colectiva. Siempre, eso sí, con la mirada puesta en África, insistiendo a los aliados en la importancia de no olvidarse de ese flanco sur en el que Rusia está cada vez más presente y cuya estabilidad tiene implicaciones en la seguridad de Europa.

Entre medias, algunas polémicas que ha ido sorteando, como el caso "Pegasus" y la implicación del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o la polémica vacunación del ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa, general Miguel Ángel Villarroya, a quien sustituyó el almirante general Teodoro Esteban Calderón.

Pero también logros importantes, como el conseguir que la presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas supere por fin el 13% tras años estancada en el 12. Y dentro de este ámbito, Defensa también ha tenido un papel más que destacado en la recién iniciada formación militar de la Princesa Leonor, algo que considera un revulsivo de cara a atraer a más mujeres.

Un balance que hace que Robles se haya convertido no solo en una de las ministras mejor valoradas del ya anterior Ejecutivo de coalición, sino también en un importante activo para Pedro Sánchez de cara a seguir impulsando un Ministerio y unas políticas consideradas "de Estado".