Defensa

Los militares que rescataron a 104 personas en Sudán: "Había riesgo de que grupos de rebeldes atacaran el convoy"

Regresan a España parte de los efectivos que participaron en la evacuación, los cuales se aventuraron, "a ciegas", por las calles de Jartum para recoger a los civiles

Parte de los militares españoles que participaron en la evacuación de 104 civiles (entre ellos 34 españoles) de Sudán han aterrizado hoy al mediodía en la base aérea de Torrejón de Ardoz después de completar una difícil y peligrosa misión que se prolongó durante más de 48 horas, aunque su ejecución en suelo sudanés, hasta que el avión con los rescatados despegó con destino a Yibuti, duró algo más de nueve horas. Han llegado 53 de los cerca de 200 efectivos que participaron en la operación "Eva Sierra" y el resto, (con el material) lo harán entre esta tarde y mañana.

Uno a uno, con evidentes signos de cansancio en su rostro, han ido bajando por la rampa trasera del A400-M. En la pista les esperaban, entre otros, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro Esteban López Calderón. Les han saludado y agradecido su "esfuerzo y haber cumplido la misión", la cual han calificado de "muy complicada y difícil".

Y es que los que descendían del avión eran en su mayoría efectivos de la Brigada Paracaidista (BRIPAC) y del Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, los encargados de salir al rescate del convoy en el que viajaban los ciudadanos que salieron de la embajada española de Jartum. Pero también había personal del Ejército del Aire, del Mando de Operaciones (MOPS) y del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS).

"La situación era de mucho riesgo". Así ha definido lo vivido el teniente coronel Juan José Pereda, jefe de la primera bandera de la BRIPAC, a su llegada a Torrejón. Tal y como ha reconocido, pese a la tregua decretada, seguía habiendo enfrentamientos y militares de otros países habían registrado heridos durante sus misiones de evacuación. Pero tenían claro que su objetivo era el de "sacar al mayor número de personas". Y así lo hicieron, aunque antes de lo previsto, pues una de esas "ventanas de seguridad" que esperaban para ponerse en marcha se abrió antes de los esperado.

Ventana de seguridad

Durante la mañana del domingo, tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores como el personal de la embajada realizaron gestiones con las autoridades del país para garantizar la seguridad durante el traslado, entre la embajada y la base aérea de Wadi Seidna, de los 72 ciudadanos que aguardaban en la delegación (otros llegaron al aeródromo por sus propios medios). 35 tensos y peligrosos kilómetros en los que podía pasar cualquier cosa, pero las Fuerzas de Seguridad locales se comprometieron a escoltar al convoy (sin vehículos blindados) hasta un punto intermedio donde les recogerían los militares españoles.

Esa ventana se abrió sobre las 18:00 horas y los militares tuvieron que acelerar sus planes. Se subieron a sus blindados (no pudieron preparar todos los que llevaron por las prisas) y recorrieron unos 15 kilómetros hasta uno de los puentes que cruzan el Río Nilo. Hasta llegar allí cruzaron varios puestos de control, tanto de las fuerzas sudanesas como de los grupos rebeldes, que no pusieron impedimentos para cruzarlos, ni al convoy militar ni al de la embajada.

Ese fue "uno de los momentos más complicados", ha reconocido el teniente coronel Pereda, haciendo hincapié en que "vas a ciegas" porque no conocen el terreno, las comunicaciones no eran demasiado estables y podía ocurrir cualquier cosa. "Pasamos por zonas poco controladas por las Fuerzas de Seguridad de Sudán y había ese riesgo de que grupos pequeños de rebeldes descontrolados pudiesen atacar el convoy", ha recordado ya con cierto alivio, pues finalmente no sufrieron ningún incidente.

Capacidad de reacción

Una labor que otro de los participantes, el coronel Alberto Fajardo, Jefe de la Sección de Planes del MOPS y responsable del planeamiento de la operación, ha achacado a la buena coordinación entre los ministerios de Defensa y Exteriores con las autoridades locales y a la rapidez del Mando de Operaciones de "convertir un plan de contingencia en ejecutable en 24 horas", además de la capacidad de "reacción" del contingente para adaptarse a los imprevistos, como el tener que acelerar la misión una vez se supo que los civiles de la embajada iban a ser escoltados hasta un punto intermedio. Eso sí, deja claro que "siempre estamos preparados para la hipótesis más peligrosa".

Alrededor de dos tensas horas duró esa salida para la interceptación y el rescate. "Todo fue muy rápido", ha añadido Pereda. Ya en el interior de la base aérea, esa tensión fue desapareciendo, pues se encontraban en "zona segura". Los diferentes contingentes militares de los países que también realizaban evacuaciones eran los encargados de dar seguridad a las instalaciones, por lo que una vez dentro ya solo quedaba esperar al despegue.

Y fue sobre las 21:00 cuando el A-400M con 104 civiles despegó con destino a Yibuti. Varios militares españoles y dos aviones se quedaron algo más para replegar todo el material y no abandonaron Sudán hasta prácticamente las 4:00 horas.

A todos ellos, Robles les ha transmitido el agradecimiento a las Fuerzas Armadas por "volver a estar a la altura" a pesar de las "muchas horas de trabajo, inquietudes e incertidumbre", como en Kabul. Por su parte, el JEMAD ha hecho hincapié en la peligrosidad de la misión que acababan de culminar con éxito: "Era una misión real y sé los riesgos que han asumido. Riesgos calculados, pero riesgos", sentenció.