Ya no rugen los leones

Mirando a África

Debería ser creada juna comisión que investigue el genocidio contra los cristianos en el continente

Los leones del Palacio de las Cortes
Los leones del Palacio de las CortesArchivo

A veces los leones de las Cortes miran más allá de nuestras fronteras, en este caso a 4.700 kilómetros de Madrid, desde donde llegan noticias de que terroristas yihadistas han secuestrado a más de 300 personas de una escuela católica, la mayoría de ellas niñas que muy probablemente serán destinadas a matrimonios obligados con sus captores, como ha ocurrido en ocasiones anteriores.

Les llegan también las “disculpas” del Gobierno musulmán nigeriano en el sentido de que ellos habían advertido de que la escuela estaba en peligro y que debían cerrar sus puertas, extremo desmentido rotundamente y con indignación por los responsables del centro educativo.

La realidad, por más que se quiera negar y disfrazar de otra cosa, es que los cristianos en varios países de África están siendo objeto de un auténtico genocidio por motivos religiosos. Cuando alguien se interesa por el asunto y anuncia medidas contundentes para frenar esta barbarie, como el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, algunos responsables gubernamentales se indignan en plan rasgadura de vestiduras cuando lo que tenían que hacer es resolver el problema que tienen en casa.

Los leones, que contemplan el panorama nacional, tan complejo y a veces tan irreal, como si el relato fuera lo importante y la realidad de todos los días no importara, se preguntan si asuntos que afectan a la dignidad del ser humano no tienen cabida dentro del palacio que tan celosamente guardan.

¿Por qué tanta atención a lo que ocurre en Gaza, que sin duda se lo merece, y tanta ignorancia a lo que está ocurriendo en África? ¿No será por razones de religión ni de color de piel? No, eso es imposible. Tiene que haber otros motivos, descartado el miedo, lógico, que provocan los yihadistas a los que no les gusta verse retratados como lo que son: unos vulgares desalmados.

España, desde que volvió la democracia después de una difícil Transición, que algunos quieren enterrar, aunque estos días les haya estallado en la cara, se ha caracterizado por ser una abandera en la defensa de los derechos humanos y podría encabezar una iniciativa internacional en apoyo de que sufren este terrible genocidio. No es casualidad que 47 escuelas hayan tenido que echar el cierre en Nigeria.

Esa iniciativa podría partir incluso desde el propio Congreso de los Diputados mediante la creación de una comisión ante la que podrían comparecer expertos en la materia, víctimas y, por qué no, quienes niegan la evidencia para que todos tengan la ocasión de ofrecer información sobre el asunto.

Una buena forma de conmemorar el 50 aniversario del comienzo de un nuevo régimen en España, en el que c aben todas las religiones y nadie puede ser discriminado por profesar una u otra, o por razones de sexo, raza o adscripción política.