Gobierno

Moncloa ya hace campaña para normalizar a Bildu en el mundo económico

La alianza en el País Vasco con los de Otegi es una vía para eliminar al PNV como posible muleta del PP. La consigna oficial es negarla para no perjudicar electoralmente al PSE

 Rueda de prensa de Pedro Sánchez tras el último consejo de ministros de 2023 @Gonzalo Pérez Mata
Pedro Sánchez, ayer, durante su discurso de balance del añoGonzalo Pérez Mata Fotógrafos

El PSOE y EH Bildu dan hoy otro salto cualitativo en sus relaciones con la formalización del acuerdo por el que los abertzales se hacen con el control del Ayuntamiento de Pamplona. En Moncloa tienen medido el coste que este acuerdo puede tener para los socialistas en las próximas elecciones vascas, y por eso la directriz oficial es aislar este pacto con Bildu y negar que pueda trasladarse al País Vasco. En cuestión de meses se celebrarán las autonómicas y los de Arnaldo Otegi le disputan el primer puesto al PNV, pero se abstienen tácticamente de presionar en público a Pedro Sánchez para ampliar el acuerdo que ya funciona también en Navarra, donde Bildu da su apoyo a la socialista María Chivite, y en el Gobierno central, en el que los diputados abertzales se han convertido en un socio mucho más cómodo para la estabilidad del Ejecutivo de coalición de lo que representa el PNV.

Sin embargo, la «normalización» real de Bildu, como partido «progresista», incluye mucha letra pequeña aún no conocida, y los resultados de la próximas elecciones vascas serán los que determinen la política de alianzas: con esta variable se manejan en Moncloa y en el PSOE. Si no es en estas elecciones, será en las siguientes, pero el pacto con Bildu en el País Vasco está sobre la mesa a medio plazo, y lo tienen igual de claro todos los actores de la política vasca.

Sobre Sánchez ha dejado de pesar el estigma que en el País Vasco tenían las siglas de Bildu para su electorado y, de la misma manera que ha cruzado la que hasta ahora era una línea roja en la comunidad foral, lo hará también en la vasca «cuando se den las circunstancias más favorables» para su interés.

Poder económico y empresarial

En ese sentido, Moncloa ya trabaja para «normalizar» también a Bildu en entornos de poder económico y empresarial. Con una estudiada campaña de comunicación, y convencidos de que la memoria histórica irá dejando de asociar al partido de Otegi con ETA. «La clave está en tomar la decisión en el momento oportuno, sin anticipar escenarios», en los que ya se trabaja. Bildu es un socio más cómodo que el PNV, menos problemático en el ámbito parlamentario y más fácil de hacer que cohabite con Yolanda Díaz. La jugada es a medio plazo, no para este año, «pero acabaremos viendo cómo se actualiza el papel de Bildu también en Euskadi como un partido democrático más, solo hace falta que los números sean los más convenientes para Pedro», dicen fuentes socialistas.

En su labor pedagógica, Moncloa llama la atención sobre el hecho de que hasta el barón más crítico con Sánchez, el manchego Emiliano García-Page, «no está montando la misma bronca con Bildu que con el independentismo». En la actualidad, el PSE tiene un pacto con el PNV en Ajuria Enea, que se extiende a ayuntamientos y diputaciones, pero «todo es cuestión de tiempo» para que este mapa se invierta. Moncloa es mucho más amable en su manera de valorar hoy la trayectoria de Bildu que lo que lo es con el PNV, formación a la que en la «fontanería» de Sánchez tachan de «partido del siglo pasado». Esto es hoy, porque en la última campaña todavía le afeaban no haber hecho el recorrido necesario en su desvinculación con los atentados etarras.

En todo caso, al PNV no le pillará de sorpresa si en el futuro hay movimientos que contradicen la palabra que en la actualidad mantienen los socialistas en el País Vasco porque tienen claro que Sánchez «juega todas las partidas a la vez». De la misma manera que Bildu no oculta que su objetivo a largo plazo es que el PSOE formalice con ellos lo que ahora todavía rechaza como opción en el ámbito público. En ese sentido, explican que sus acuerdos con el PSOE miran a largo plazo, y tienen en cuenta que al presidente del Gobierno le conviene jibarizar al PNV porque puede llegar a ser una muleta del PP, cosa que jamás sucederá con ellos. En el mapa de alianzas de Moncloa es prioritario el objetivo de aislar a PP, limitando sus opciones de conseguir formar una mayoría alternativa a la que hoy tiene la izquierda con independentistas y nacionalistas vascos. Y el PNV podría ser un obstáculo a largo plazo para garantizar la hegemonía del Gobierno de coalición.

Sin embargo, en estos momentos el PSOE tiene que ser muy cuidadoso porque la estabilidad del Gobierno central depende de mantener un buena relación con el PNV. La campaña vasca se sostendrá en el compromiso de que jamás se reeditará el acuerdo de Pamplona, y defenderá la coalición con el PNV que ha gobernado en la comunidad en los últimos siete años. Ahora bien, tanto Bildu como el PNV recuerdan que Sánchez también asumió este compromiso con respecto a Pamplona en su discurso de investidura, y en esta jornada Bildu se hará con el bastón de mando de la capital navarra.