Opinión
A la norcoreana
El estilo Kim Jong-un mola-mazo a Pedro Lavapiés, ahora más metido a chulapo que nunca
Si no fuera porque Corea del Sur pilla un rato lejos, habría que pensar que el presidente autócrata de allí se parece mucho al nuestro de aquí. Gobierna sin haber ganado las elecciones, vive a costa del decreto, detesta a la disidencia, y buena parte de lo que le pasa es por culpa de su querida esposa, acusada de corrupción. Como no quería dejar el poder ni a tiros, se le ocurrió a Yoon Suk-yeol la genial idea de declarar la ley marcial, protagonizando un autogolpe contra la oposición, a la que tilda de comunista. Aquí Sánchez no llega a tanto, todavía. Detesta a los opositores igual o más que el de Seúl, solo que en España no son comunistas sino fascistas, según su definición de fachosfera. O sea, todos fachas y los del PP más. Muy propio de la tradición estalo-maoista, solo que aquellos mataban directamente a los discrepantes, y aquí Pedro, más refinado, apenas los elimina. Pero el estilo norcoreano ha sido siempre muy atractivo para el socialismo español. A Largo Caballero le fascinaba Lenin, y Sánchez entronca con la mejor tradición del Madrid chequista. En el ámbito de lo político, claro está. Pedro aún no ha alcanzado el estatus de gran dictador, por mucho que la derecha pija diga que lo es, de facto. En la UE hay que mantener las formas, pese a los arrumacos con que la señora Von der Leyen agasaja siempre a nuestro timonel. Se puede ser algo autoritario, pero sin parecerlo. Aunque el estilo Kim Jong-un mola-mazo a Pedro Lavapiés, ahora más metido a chulapo que nunca. Le ha costado echar a Lobato, pero al final lo ha conseguido. Lobato se dedicó a dar pellizcos, pensando que igual un día Sánchez caía y él podría posicionarse para el relevo nacional. Algo que el monclovero no perdona. Por eso hoy, eliminado el ex alcalde de Soto del Real, no quiere que nadie le amargue la renovación de la antigua FSM. Ni una sola reunión sin avisar. Ni corrientes ni corros ni corrillos. Ni oposición ni disidencia. En todo caso, disidencia controlada. De haber una candidatura crítica, habrá de ser menor, y siempre pactada con el Un. Como hace Putin en Rusia, y Kim Jong en Norcorea. De ahí que esté colocando a todos sus peones metropolitanos.
Los nuevos mosqueteros del Maeztu, son: Paco Martínez, Pakito, que ataca a la presidenta de la Comunidad de Madrid desde la Delegación del Gobierno, incluso hablando bien de Bildu, si hace falta. Mercedes Rodríguez, Mertxe, fija discontinua en la Guardia Civil y chica para cualquier enredo, y Pilar Sánchez-Acera, filtradora oficial de las noticias basura contra MAR. A Óscar López lo van a poner ahí para que se la pegue, como en Castilla y León. Igual esta vez aciertan. Los anteriores fueron un verdadero desastre, desde los tiempos remotos de Pepu Hernández hasta los actuales de Maroto. Tiene clavada Sánchez la espina madrileña y por eso no ceja de encharcarse en el pantanal. Sin caer en la cuenta de que sus males le vienen todos del mismo sitio. Una denuncia de Ayuso desató el caso Koldo. Y otra ulterior de la lideresa tiene al fiscal don Alvarone de imputado.
Erre que erre, Sánchez Castejón ha decretado la ley marcial contra la jefa de la Comunidad madrileña. El que se mueve no sale en la foto. Y el que ose salir, sin haberlo previamente pactado, correrá la suerte de Lobato, al que se le ocurrió ser independiente dentro de una organización en la que los congresos se cierran a la búlgara, si dar media palabra a la inexistente oposición. Cualquier método vale. Pedro Sánchez prefiere siempre el norcoreano.
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