
Conflicto
Pablo Iglesias se venga de Yolanda Díaz con un "no" a un acuerdo de unidad
Las términales mediáticas de los morados ya agitan el ambiente en la izquierda: «Pide a aquellos con los que intentó acabar que la rescaten». Aboca a un choque de trenes en la izquierda: Maíllo o Mónica García deberán decidir

Un Sumar a la desesperada se encomendaba este fin de semana a Podemos para tratar de salir a flote ante el fracaso de su proyecto político. Por enésima vez, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz hacía un llamamiento a la unidad y desplazaba toda la presión a los morados. Desde el partido avisaban de que, si no acudía toda la izquierda de la mano a las próximas urnas, «no se revalidaría el Gobierno» de coalición.
Sumar ha salido de su congreso firmando la promesa de reconstruir la alianza que un día les llevó a los 71 escaños en 2015 y, ya sin el tirón del 15M, con 42 escaños en 2019. El partido se abría en canal este fin de semana reconociendo que el «tiempo del partido único se acabó». Unos guiños con los que buscaban acercar posturas con Podemos. Y, a la vez, demostraban su propia debilidad.
Pero no habrá tal deshielo. El alegato de Sumar ha encontrado a un partido morado que se encuentra reiniciándose –poniéndose a punto–ante la previsión de un adelanto electoral. Esto es, están sacando brillo ahora a su estrategia y a sus liderazgos y quiere aprovechar la rentabilidad que les da tener a la militancia «muy» movilizada.
Pablo Iglesias se encargó ayer de rechazar cualquier tipo de alianza con Yolanda Díaz. Lejos de acercar puentes, terminó por derribarlos al dar por «políticamente muerto» a Sumar. El exlíder de Podemos advirtió de que su partido «se equivocaría si atendiera esos cantos de sirena». «A Podemos le va muy bien caminando solo», dijo en declaraciones en RNE. Si bien en la formación defienden que es solo la opinión de Pablo Iglesias, lo cierto es que la secretaria general, Ione Belarra, respaldó sus palabras al reivindicar la «autonomía» de Podemos y exigir a su partido poner «en pie» a una izquierda «valiente».
El partido decidió hace meses pasar de la unidad con Sumar y, mucho menos, con cualquier fórmula que no se sostenga en impulsar al liderazgo a Irene Montero. La propia exministra cerró la puerta a Díaz. «No es un momento para pensar que la política es un paseo o un parque de atracciones o un conjunto de fiestas y eventos a los que asistes por la noche después de estar unas horas trabajando», dijo. Las terminales mediáticas de Podemos funcionan ya a pleno rendimiento. Un editorial en el portal que dirige Pablo Iglesias marcaba la batuta: «Ahora que afrontan el abismo de la desaparición piden a aquellos con los que intentaron acabar que les rescaten».
Detractores internos no dan crédito a las palabras de Iglesias, sobre todo, dada la falta de apoyo electoral de Podemos, según reflejan las encuestas. A día de hoy, dos candidaturas separadas en la izquierda no llegarían en unas elecciones generales ni al porcentaje de voto que obtuvo Sumar -el peor resultado de la izquierda– (12,33%).
Por su parte, la nueva dirección de Sumar evitó responder en público del «ataque» de Iglesias. En privado, las fuentes consultadas explican que contaban con su reacción, a la vez que reconocen la falta de entusiasmo dentro de Sumar por llegar al acuerdo reclamado por Yolanda Díaz.
La salida de Iglesias aboca a un choque de trenes a la izquierda. Su decisión de mantener su autonomía obliga al resto de partidos de este espectro a elegir: o reeditar la coalición con Sumar o volver a Podemos. IU, por ejemplo, apeló de nuevo a la unidad, al «todos dentro y sin vetos». Algo que parece imposible a día de hoy porque Podemos, por boca de Iglesias, deja en el tejado de los partidos que apoyan a Sumar decidir qué camino quieren. Entonces, dicen, será el momento de «estudiar, con generosidad», si hay posibilidad de llegar a un pacto electoral.
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