La noria
El pinganillo de Leire y Aldama, el falso patriota
Un «señor X» debe mover el saco de las ratas para que se estén devorando entre ellas sin salpicarle
Alguien, llamémoslo «X», está moviendo el saco de las ratas. La maniobra es clara: que se devoren entre ellas sin salpicar la mano que lo sostiene. Los miembros de esta «trieja», Leire Díez, Víctor de Aldama y Javier Pérez Dolset, representan, por desgracia, esta España mía, esta España nuestra, que es mofa y estupefacción dentro y fuera de nuestras fronteras.
Por un lado, la Agatha Christie cántabra, escritora intrépida que husmea bajo las alcantarillas, una juntaletras incapaz de pronunciarlas con talento, como ha demostrado en su paseíllo por los medios. La frase no es mía, pero la define muy bien: «No es el lápiz más afilado de la caja». De otro, un «empresario» ventilador de heces, disfrazado de patriótico, y protegido por un líder de desokupación que cuelga orgulloso una imagen de ambos con este mensaje, alto en testosterona y bajo en neurona: «Hay más huevos en esta foto que en una granja de gallinas». En fin.
Y, para rematar, el cabecilla de una especie de asociación de «afectados por la corrupción política». Un señor con polo de temporada pasada de la Milla de Oro marbellí, enhebrando del brazo a una socialista de esas que cada vez que se celebra un 8M o un Orgullo se hace fotomontajes para insertar su cara en las banderas. Oculto bajo esa melena tostada a la plancha, Leire, la «fontanera» no «fontanera» que tiene «otra fontanería», debe esconder un pinganillo y seguir las órdenes de un director de orquesta. Tranquilo, señor David Sánchez, que esta vez no le toca, pero quizá lo tenga cerca.
El caso es que después del numerito que se marcó en el hotel (aunque él sea más de pisitos de alto standing alquilados por horas), Víctor «el patriota» –que grita a los cuatro vientos que los del Gobierno «son una panda de sinvergüenzas» que «se están riendo de todos nosotros, de todos los españoles»– y también conocido por su alias de la UCO, «nexo corruptor», quería poner tierra de por medio, y hacerse una escapada a Portugal.
Razones profesionales, alega en esta ocasión. Ya lo intentó con anterioridad para ir a un retiro espiritual, si bien desistió de su petición antes de que resolviera el juez porque sabía que no iba a colar. No sé si es peor que vaya a hacer negocios allí y nos acabe creando un conflicto diplomático o que quiera dejar esta tierra huérfana de sus rectos valores.
Pero como el juez le ha dicho que verdes las han segado, pues ha decidido encaminar sus pasos, me cuentan, que yo también tengo «fontaneros» de lo mío, hasta la aldea almonteña de El Rocío, a peregrinar como uno más entre caballos marismeños y trajes de flamenca a 40 grados a la sombra. Hay que ver la de tiempo libre del que goza porque hace unas semanas disfrutaba de unas vacaciones en Ibiza a todo trapo.
Pero, me afirman y reafirman, que no es el único de los vinculados con esta multitud de tramas, en las que te pierdes más que un pulpo en un garaje, que disfruta del polvo del camino. Que Leonor González Pano, la hija de «la de los sobres en Ferraz», también se ha puesto las botas camperas y anda por ahí. El colmo ya sería que se hubiesen encontrado. Ese dato les prometo que no lo tengo.
Ambos mantenían, por boca de Leonor ante el juez Puente hace unos días, «una relación de amistad» que ya no existe. Y tanto, fue su ex pareja. Permítanme la fantasía de imaginármelos a lo Isabel Pantoja y Julián Muñoz, subidos en aquel carromato donde el entonces alcalde marbellí susurraba a la cantante de «Marinero de luces», vaso de tubo de cerveza en mano: «Gitana, ¿tú me quieres?» Y ella respondía melosa: «Más que a mi vida».
Mientras tanto, Leire llora la traición de Pedro Casares, el secretario general de los socialistas cántabros, por el que se rasgaba las vestiduras. También parece renegar de ella. «Lo que está sucediendo estos días produce bochorno y desazón», decía tras la esperpéntica rueda de prensa de Díez al estilo «¡Que te pego, leche!» de Ruiz Mateos con un Aldama preparado con el «método Stanislavski».
Además de la pillería, unen al «rey de la cama» y al de la abeja que uno fue presidente del Zamora Club de Fútbol y, el otro, exconsorte del Rayo Vallecano. «Nos toman por tontos, pero no somos tontos», dice crecido Aldama. «Que no nos tomen por gilipollas», espeta el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Pues mira que lo intentan.