Pactos

Puigdemont llevará al límite a Sánchez

El expresidente apurará los plazos hasta el minuto final antes de decidir sobre la investidura. El independentismo da por «agarrada» la amnistía

El presidente del Gobierno de España y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto público de partido, a 2 de septiembre de 2023 en Málaga (Andalucía, España).
El presidente del Gobierno de España y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto público de partido, a 2 de septiembre de 2023 en Málaga (Andalucía, España).Álex ZeaEuropa Press

Las alertas de Moncloa apuntan todas hacia este próximo martes, cuando el ex presidente de la Generalitat, y fugitivo de la Justicia española, Carles Puigdemont, ha anunciado que fijará las condiciones para dar el “sí” a la investidura de Pedro Sánchez. Como informó el viernes este diario, la apertura de las conversaciones, confirmadas por Puigdemont, se ha hecho sobre la base de un guion que incluye cinco puntos: la amnistía, el referéndum de autodeterminación, el deterioro de la Monarquía, avanzar en el laicismo y vivienda (para meter las exigencias de la izquierda que representa la plataforma Sumar).

La política de Moncloa de enfriar los recelos hacia las condiciones de Puigdemont, con filtraciones que apuntaban al avance del diálogo con Junts desde una posición más pragmática de estos últimos, ha excitado los ánimos del sector independentista más radical y que se ha mantenido fiel a Puigdemont justo por entender que ERC se había vendido a Madrid a cambio de renunciar a las esencias del soberanismo. El ex presidente prófugo de la Justicia se enfrenta al riesgo de que se vuelva contra él la misma campaña que ha utilizado para desprestigiar a ERC y desgastarla electoralmente. Aquello de que “se han vendido por un plato de lentejas”, que él echaba en cara a Oriol Junqueras, es lo que ahora empieza a rumiarse contra Junts en esos sectores independentistas más duros y aquí está la piedra de bóveda que determinará los términos de la negociación que se abre.

En un primer movimiento, antes de empezar la partida, Puigdemont ha arrojado un jarro de agua fría sobre las informaciones, procedentes de los entornos de Moncloa, que daban a entender que el acuerdo sobre la amnistía avanzaba adecuadamente. Por cierto, una vez que el PSOE, y no es un detalle menor, ha decidido borrar de su historial su negativa, hasta antes de ayer, a transitar por este camino por considerarlo inconstitucional, de acuerdo, por ejemplo, con el informe que emitieron los letrados del Congreso en 2021.

Los “agentes” de Sánchez en la negociación deben prepararse para tener paciencia ya que esta estrategia de tensar la cuerda va para largo. Puigdemont no aflojará, si llega a aflojar, hasta el último momento del plazo para sacar adelante la investidura del candidato socialista. Apretará y apretará, y no habrá acuerdo hasta que se esté en el filo del precipicio porque es su fórmula para subir lo más posible el precio. Puede leerse como extorsión o como manual básico de negociación, pero al PSOE se le van a hacer muy largas las semanas de contactos entre los “fontaneros” del presidente y sus socios. La ventaja de Sánchez es que las elecciones autonómicas y municipales dejaron tan hundido a su partido, que pagó el precio del desgaste de su gestión a nivel nacional y de sus alianzas, que no tiene contrapeso que pueda erigirse en su alter ego frente a un proceso en el que, si algo hay ya claro, es que el “sí” de nacionalistas vascos e independentistas catalanes sólo puede llegar si se avanza en un proceso de reforzamiento de sus privilegios a costa de la igualdad territorial.

En ERC dan por descontado que de esta negociación saldrá un acuerdo formal para la amnistía en todas las causas judiciales abiertas contra independentistas por sus actuaciones contra la ley desde la consulta del Gobierno de Artur Mas hasta el referéndum de autodeterminación del 1-O–, que también es una cesión que normalizan en Moncloa. El interrogante que queda por despejar es cómo se formaliza esta polémica medida y si será suficiente para que Puigdemont dé su “sí” a Sánchez. ERC ya ha entrado en competición con Junts por ver quién se cuelga más medallas en esta nueva negociación con los socialistas y está convencida de que la amnistía es razón suficiente como para justificar ante sus bases otro apoyo a Sánchez, a pesar de que hasta el momento la colaboración con la gobernabilidad nacional no le ha resultado en absoluto rentable.

En este triángulo entre Moncloa, ERC y Junts hay que meter las interferencias que generarán Sumar y el PNV. Bildu ya se ha declarado como un actor domesticado por parte del PSOE, y su batalla real está en rematar el cambio en la política penitenciaria que permita la vuelta a Euskadi de todos los presos etarras, pero Sumar, con sus tensiones internas, y ahí será importante lo que hace Podemos, también se hará notar en la negociación. Todos confían en que habrá investidura, pero todas las partes también tratan de cubrirse las espaldas por si al final hay una repetición electoral. La interferencia de Sumar ya ha generado tensiones visibles dentro de la coalición, y en la relación del partido de Yolanda Díaz con las fuerzas independentistas. Puede decirse que la ambición de protagonismo de Yolanda Díaz ha despertado serios recelos en el mundo soberanista, que se medirá en las urnas autonómicas en cuestión de meses. Así, aunque la vicepresidenta en funciones difunda el relato de que el ex portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Jaume Asens, está mediando en la negociación, Puigdemont no reconoce a estos mediadores y quiere una interlocución al más alto nivel. Hasta el último momento no se podrá saber si Puigdemont ha caído en el pragmatismo de ERC o si, por el contrario, lo que impone es marginar al sector pragmático de su formación.

Las lenguas cooficiales: vía libre para Albares

El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel Albares, aseguró ayer que el Gobierno no tiene constancia de la oposición de ningún Estado europeo miembro a la inclusión de catalán, gallego y euskera en el reglamento lingüístico de la UE y por tanto confía en que la propuesta planteada salga adelante el día 19. El 17 de agosto envió una carta al Consejo de la UE, que precisamente este semestre preside España, para que se iniciaran los procedimientos para incluir las«lenguas españolas distintas del castellano que gozan de estatuto oficial en España» en el régimen lingüístico de la UE. «No me consta que haya ningún país, ni públicamente, ni oficiosamente, que se haya opuesto por el momento a esta petición española», subrayó ayer el ministro, consciente la necesaria «unanimidad del Consejo».