
Curso político
Por qué Abascal puede tomarse vacaciones sine die
La crispación y la falta de respuestas comunes le está haciendo el trabajo a Santiago Abascal. "Podría tomarse vacaciones infinitas y su partido seguiría sumando"

Las encuestas internas que manejan a diario los partidos confirman que Vox no sólo aguanta, sino que mejora su posición electoral. No es un fenómeno aislado ni atribuible únicamente al carisma de su líder. Se trata de un efecto político previsible en un ecosistema marcado por la crispación, la falta de pactos de Estado y la instrumentalización de temas sensibles como la migración.
El crecimiento de Vox hoy depende menos de lo que haga Santiago Abascal que del propio contexto político español. El enfrentamiento entre PSOE y PP desgasta a los dos principales partidos y alimenta el desapego ciudadano. Vox juega con esta clave y se beneficia como opción protesta sin necesidad de protagonismo diario.
Además, temas como los incendios mal gestionados o la migración irregular se convierten en pruebas visibles de que el sistema fracasa. Vox solo necesita señalarlo, sin elaborar un plan detallado. Cada crisis, es munición gratuita.
El partido cuenta, asimismo, con un núcleo duro de votantes muy fieles que no exige liderazgo constante. Ese electorado responde más al marco ideológico que a la presencia diaria de Abascal en los medios o a que estén anunciando continuamente propuestas de gestión. Por eso, mientras PSOE y PP discuten en términos más complejos, la comunicación juega a favor de Vox, que ofrece lemas cortos y contundentes. Esos mensajes, instalados en la opinión pública, circulan en redes, en WhatsApp y en el boca a boca sin necesidad de que los dirigentes los repitan cada día.
Dirigentes veteranos, que no están sometidos a los clichés de los gurús que se mueven en las "cocinas" del poder, lo resumen con ironía. Abascal podría tomarse vacaciones sine die y Vox seguiría creciendo. No es un halago al líder, sino un diagnóstico del sistema: "el populismo prospera más por el fracaso de los demás que por el acierto propio". "La indignación ciudadana se convierte en votos. Si no lo vemos, es que estamos ciegos. A Sánchez le puede venir bien; nosotros tenemos difícil escapar de esta jaula, pero no ganamos nada", remata un exministro popular.
La llegada de migrantes irregulares ofrece también al partido un terreno fértil. Saben que este es un tema que afecta a emociones, a la identidad y al miedo, y prende no sólo entre la derecha, sino también en la clase trabajadora, que se siente amenazada en sus empleos, en la seguridad de sus hijos o en la prestación de los servicios públicos. Pero la migración no es solo una cuestión de seguridad o economía, es, además, un símbolo emocional que canaliza frustraciones más amplias. Vox no necesita estadísticas detalladas ni propuestas técnicas. Le basta con instalar un marco: España está desbordada y las élites políticas lo permiten. La migración deja de ser así un problema administrativo y se convierte en un símbolo de inseguridad, pérdida de empleo, saturación de servicios público o incluso amenaza cultural.
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