Política

Comunidad de Madrid

Rajoy se libra de «otra carga» y nombra una gestora en el PP de Madrid

La dirección nacional acusa a Aguirre de «irse buscando hacer daño, como siempre». La presión se dirige ahora hacia Barberá

Cospedal responsabilizó al PP madrileño de repescar al ex gerente
Cospedal responsabilizó al PP madrileño de repescar al ex gerentelarazon

La dirección nacional acusa a Aguirre de «irse buscando hacer daño, como siempre». La presión se dirige ahora hacia Barberá

Esperanza Aguirre era desde hace mucho tiempo «una carga» para la dirección nacional de su partido. Rota la relación de confianza, el desgaste que había ido sufriendo su imagen por los casos de corrupción que han afectado al PP de Madrid se había convertido en la última excusa para forzar una salida a la que ella se ha resistido fieramente hasta ayer, utilizando para ello el control del aparato del PP madrileño. Así se vio en la última pelea de gallos en la que se enzarzó Aguirre con Génova, y con Rajoy directamente, para evitar la caída del entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y frenar la candidatura a la Comunidad de Cristina Cifuentes. Ayer, en Génova recordaban sus «maniobras» de entonces para conservar el liderazgo de la organización regional y las comparaban con las que ha vuelto a utilizar en su dimisión provocada por la corrupción: «Se va intentando hacer el máximo daño posible, como siempre».

En la cúpula popular, casi tanto como en el entorno de Cifuentes, deseaban desde hace mucho tiempo que llegara el día de su final político. De hecho, todo se estaba preparando para ejecutar el traspaso de poderes en el liderazgo regional en el congreso del PP de Madrid que, en principio, tendría que haberse celebrado después del congreso nacional y que no convocaran hasta que se aclare cómo queda la Legislatura nacional y si hay de nuevo elecciones generales. Su marcha tiene, por tanto, para Génova la lectura de que se libran de «otra carga», pero la puesta en escena por parte de Aguirre y el momento en el que se produce, el tiempo y la forma, les limita el margen de maniobra para sacar beneficio de esta dimisión en la que ella se ha colocado como responsable política de los escándalos y malas prácticas que han afectado a la organización regional.

Génova tiene que responder a la crisis en Madrid como ha hecho en Valencia, con la medida más traumática que puede tomar una dirección nacional con sus satélites regionales, la creación de una gestora hasta el congreso en el que se formalice el traspaso de poderes. Afean a Aguirre que se haya ido intentando dejar mal a Rajoy y sostienen, además, que su decisión de asumir responsabilidades políticas responde a que sabe que van a seguir saliendo «cosas malas» que harían «que la situación fuese más insostenible de lo que era hasta ahora».

El problema está en cómo se va. El líder popular se ha librado de otra de sus adversarias internas, que poco a poco ha ido debilitándose con sus errores y malas prácticas hasta perder el poder de conmoción interna que en el pasado fue capaz de ejercer con sus presiones y movimientos para desestabilizar a Rajoy. Pero su salida tiene inevitablemente una doble lectura. «Aguirre no ha conseguido llevarse por delante a Rajoy. Y cae porque ya no podía aguantar más la presión. Pero la imagen de que se va porque ella quiere, y no porque desde la dirección nacional se haya promovido una respuesta ejemplarizante, limita el beneficio que podamos sacar de esta situación», sentencia un miembro del Comité de Dirección.

Además, todo este ruido quita fuerza al mensaje en defensa de la «gran coalición» en el que está concentrado Rajoy. La dirección nacional querría que se hablase de su argumentario sobre los «riesgos» del Gobierno del PSOE con Podemos y no de operaciones policiales y judiciales en contra de las siglas del PP o de sus presiones para forzar un gesto de la ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá para que las noticias que llegan desde esa comunidad no debiliten más al presidente del Gobierno en funciones. Barberá es la otra pieza que Génova espera que dé un paso atrás próximamente. Pero en este caso la cúpula popular lleva trabajando desde hace semanas, mientras que lo de Aguirre ha venido dado por las novedades de la «operación Púnica», que la semana pasada provocaron el registroe la sede regional del partido por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Como ya hizo con el ex tesorero del PP Luis Bárcenas, también en esta ocasión la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha optado por sacudirse toda responsabilidad en las presuntas irregularidades. Tras el registro de las dependencias del PP madrileño, dejó claro que fue ella quien cesó en 2014 como gerente del PP de Madrid a Beltrán Gutiérrez, cuya vivienda fue registrada y es el supuesto encargado de recibir los fondos presuntamente irregulares donados por el empresario Javier López Madrid. De esta manera, responsabilizó al partido regional, presidido por Aguirre, de repescarlo.