Castilla-La Mancha
El recuerdo de un instante
Los hermanos Garoz, de la localidad toledana de Los Yébenes, son legatarios de tres generaciones de taxidermistas
«Es el recuerdo lo que nos lleva a disecar… Los cazadores somos tipos raros y no solo nos gusta el momento del disparo… Se trata de mucho más, el antes y el después… No es únicamente abatir la pieza y luego comerla… Es tanta la pasión, el respeto y el cuidado que guardamos y tenemos a la fauna, que nos gusta recordarlo para siempre». Así explica Ramón Garoz, heredero de tres generaciones de taxidermistas, el bonito oficio con el que junto a su hermano ha ganado premios y reconocimientos en todo el mundo. Desde una sencilla localidad ubicada en la falda de los Montes de Toledo, Los Yébenes, al resto del planeta de cazadores.
Junto a su hermano Juanjo, ha intervenido en múltiples trabajos por todo el mundo, desde la restauración de piezas del Museo de las Ciencias de Madrid, en el que invirtieron tres años, a la realización de todo tipo de obras en recintos privados que reclaman su presencia.
La historia la comenzó su abuelo, Juan Garoz Pedraza, en el año 1947, tras haber trabajado en una herrería. Poco tiempo después, con ayuda de la familia y la adquisición de conocimientos de taxidermia en un paraje de una riqueza cinegética impresionante, comenzó a dar los primeros pasos en esta disciplina.
«En realidad- señala su nieto- la taxidermia aúna varias artes en una… Un buen taxidermista, por ejemplo, ha de ser también un buen escultor o, al menos, poseer conocimientos de escultura».
Y una vez comenzada la andadura, los conocimientos de taxidermia fueron pasando de generación en generación. Juan Garoz Sevilla –padres de los actuales continuadores– prosiguió la técnica y sus hijos la perfeccionaron yendo a América y aprendiendo de los más cualificados.
«Ni mucho menos somos los mejores taxidermistas del mundo… Creo que sí lo somos de España, pero para mí el referente ha sido Mike Boyce, del que aprendimos en Estados Unidos…».
El pasado fin de semana expusieron sus trabajos en Fercatur, la Feria de la Caza y el Turismo, que se celebró en Ciudad Real y que reunió a buena parte del sector cinegético, tan importante para la provincia y la región.
«Han venido varios colegios de la ciudad… Si vieras lo emocionante que ha sido ver cómo un grupo de chavales con discapacidad ha disfrutado de la exposición, tocando las pieles, conociendo sensorialmente las impresiones que dejan los animales, alucinarías», comenta.
Lo cierto es que ver sus trabajos impresionan al más pintado. Desde osos hasta leones en pleno salto, tigres en reposo, linces abalanzándose sobre cervatillos, cocodrilos espectaculares o halcones y buitres cayendo sobre su presa. Es espectacular.
«Hemos hecho de todo, animales muy raros como un oso hormiguero o el perro que salvó al Rey»
«Lo más difícil es cuando trabajas con un elefante entero… Lo hicimos en una ocasión para un museo en Sevilla… Hemos hecho de todo, animales muy raros como un oso hormiguero o el perro que salvó al Rey, que está en el museo de la Guardia Civil… No nos gusta trabajar con animales domésticos, pero en este caso nos lo pidieron».
«El problema del elefante es que te llegan tres trozos de pieles, sin medida… Tú tienes que crear la figura para que encajen todos ellos… Hemos hecho varios, pero sin duda es lo que más tiempo lleva y también paciencia».
Los Hermanos Garoz son conocidos en todo el ámbito cinegético. «Los primeros recuerdos que yo tengo son junto a su abuelo en el taller de Los Yébenes, que ahora es museo… Esperábamos el fin de semana para ir desde Fuente el Fresno con toda mi familia», señala Luis Fernando Villanueva, presidente de Aproca, la Asociación de Propietarios Rurales para la Gestión Cinegética y Conservación del Medio Ambiente.
La caza, el oficio más viejo del mundo y del que hay recuerdo desde el inicio de los tiempos con las primeras pinturas rupestres que el hombre elabora… En realidad, era otra manera de recordar la hazaña frente a la fiera y el ambiente hostil que lo rodeaba.
Ciudad Real se ha convertido en epicentro del universo cinegético hasta el punto, por ejemplo, de que su famoso aeropuerto sirve ahora para recibir vuelos de otras partes de España y Europa fundamentalmente, de cazadores que vienen a ejercitarse aquí.
«Ciudad Real a nosotros siempre nos ha recibido con los brazos abiertos y nunca hemos faltado a Fercatur», concluye Ramón Garoz, último heredero junto a su hermano Juanjo de esta disciplina que sigue sorprendiendo por su perfección y verismo.
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