Tomás Gómez

Sánchez y el bloque de investidura

Sánchez se ha convertido en el líder de facto del bloque que engloba Bildu, ERC, Junts, Sumar y PNV

 Pedro Sánchez, y Yolanda Díaz
Pedro Sánchez, y Yolanda DíazAlberto R. RoldánLa Razón

A menudo se afirma que Pedro Sánchez es impredecible. Sin embargo, eso no es correcto, sencillamente, no sigue las reglas habituales de la política.

Por ejemplo, será investido presidente porque, en tanto que el PP intentaba ganar las elecciones con mayoría suficiente como para no depender de nadie, para Sánchez, era indiferente el resultado que obtuviese el PSOE, para él, todo dependía de que el bloque de investidura obtuviese la mitad más uno de la cámara.

La novedad es que Sánchez ya no se ocupa de liderar el PSOE, sino que se ha convertido en el líder de facto del bloque que engloba Bildu, ERC, Junts, Sumar y PNV. Es decir, pastorea los distintos intereses locales e ideologías en un movimiento de encaje nacional en el que concurren juntos con el objetivo de administrar cada uno su parte del botín.

No es tan importante impedir que gobierne la derecha como el ser decisivos en la gobernanza del Estado. Sánchez es el administrador general de ese movimiento y, por tanto, le toca cuidar también de los intereses de los socios. De ahí, la especial atención que recibió en los últimos días de campaña Yolanda Díaz e incluso las referencias que hizo a Irene Montero.

Sánchez se ha ido de vacaciones con la seguridad de que seguirá alojado en la Moncloa. Ahora, a la vuelta, le queda ajustar algunos precios que no están aun cerrados. El diputado obtenido por el PP con el voto CERA, en detrimento del Partido Socialista, solo hace que Puigdemont aumente el precio de permanencia en el bloque.

Para poder llevar a la práctica este nuevo paradigma, Sánchez ha tenido que desdibujar el PSOE, hasta convertirlo en irreconocible para muchos de sus militantes. No hay líneas rojas, Sánchez está dispuesto a todo para ser presidente del Gobierno. Esa es, precisamente, la garantía que tienen sus socios. Un referéndum en Cataluña, o nuevos indultos, ya no son una decisión política de Estado, sino precios más elevados en función de si se necesita una abstención o un voto afirmativo.

Sánchez es el dueño de la caja fuerte y nacionalistas, populistas e independentistas tienen las tres llaves que lo abren. El líder socialista tendrá las tres llaves una vez que hayan quedado satisfechas las exigencias de todos. Algunos encuentran semejanzas con el movimiento liderado por Mèlenchon en Francia, para otros es una mera sociedad con un administrador que responde ante los socios que le han puesto.