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Sectores críticos de Podemos quieren forzar un Vistalegre 3

La cascada de dimisiones fuerzan a la cúpula a asumir responsabilidades.

El líder de Podemos compareció el lunes en su sede sin mostrar atisbo de asumir responsabilidades / Foto: David Jar
El líder de Podemos compareció el lunes en su sede sin mostrar atisbo de asumir responsabilidades / Foto: David Jarlarazon

La cascada de dimisiones fuerzan a la cúpula a asumir responsabilidades.

El descalabro electoral que sufrió Podemos en la noche electoral y que provocó su máxima pérdida de poder territorial (75 diputados autonómicos menos que en 2015) ha vuelto a reabrir el debate y la crisis interna entre los sectores críticos, que apuntan a su líder, Pablo Iglesias, como responsable de la fuga de votos en comunidades clave como Madrid, Castilla-La Mancha o Aragón. La inmediata consecuencia de los malos resultados en las urnas propició ayer las dimisiones en bloque de la dirección de Castilla-La Mancha, un bastión hasta ahora prioritario para Pablo Iglesias para la posterior negociación de Gobierno con la que pretendía abrirse paso en La Moncloa. Una renuncia que se suma a la del alcalde de La Coruña tras perder el bastón de mando en el Ayuntamiento. Ante este escenario, y como posible salvavidas ante la hecatombe, sectores críticos ven como única salida –ante la confirmada resistencia de Iglesias a dar el paso– el adelanto de un Vistalegre 3 que provoque la refundación del partido y en el que elegir a un nuevo secretario general para sacar de la crisis en la que la formación está sumida.

El adelanto de Vistalegre 3, que correspondía celebrar en febrero de 2021, será una de los escenarios que los secretarios generales autonómicos tratarán de forzar, según ha podido saber este diario, en el próximo Consejo Ciudadano Estatal –máximo órgano entre asambleas– que celebrará el partido en las próximas semanas. Es una de las opciones que cada día cobra más fuerza entre los cuadros de mando autonómico de la formación al comprobar con datos exactos la deriva del partido, después de que los ciudadanos les hayan dejado caer en las urnas por segunda vez en un corto espacio de tiempo.

Sin embargo, desde la dirección nacional no hay a día de hoy atisbo de que se produzca un adelanto en tiempo y forma de la renovación del liderazgo y de los órganos de Podemos. De hecho, el día después de las elecciones autonómicas, Pablo Iglesias se resistía a pulsar el botón del reinicio en su formación y descargaba las responsabilidades políticas del batacazo electoral en la división de la izquierda, liderada por Íñigo Errejón con su fuga en Madrid al partido de Manuela Carmena. Sí señaló en rueda de prensa que su cargo estaba a disposición de los inscritos pero sin concretar fecha para ello. Iglesias trata a día de hoy de hacer válidos sus mermados resultados para formar un gobierno de coalición con Sánchez, a pesar de que éste ya haya enfriado sus intenciones.

Los sectores críticos se acogían ayer a la organización de Vistalegre 3 en un día en el que la cúpula nacional recibía el duro impacto de las dimisiones de su equipo en Castilla-La Mancha y La Coruña. Unos cargos que seguían los pasos de uno de los barones autonómicos más cercanos a la dirección estatal: José García Molina, que puso su cargo a disposición del partido este mismo lunes. En la comunidad castellano-manchega el partido ha pasado de ser decisivo para la formación del Gobierno socialista de Emiliano García-Page a convertirse en fuerza extraparlamentaria. Desde allí, hacían autocrítica y llamaban a Madrid a crear una gestora hasta la celebración de una Asamblea Ciudadana Autonómica, de la que saldrá la nueva dirección. Poco después se producía la tercera renuncia. En La Coruña, uno de los alcaldes del cambio en 2015, Xulio Ferreiro, hacía lo propio entre lágrimas tras perder el bastón de mando y lanzaba un aviso directo a la sede nacional de Podemos: «Cuando no se cumplen los objetivos que uno se pone debe actuar en consecuencia y asumir responsabilidades», advertía. En los próximos días el partido informará de la reunión que será decisiva para el futuro de Podemos.