
Ciencia
La ciencia revela por qué los padres “feos” pueden tener hijos “guapos”
La genética demuestra que la herencia de los rasgos físicos puede sorprender más de lo que creemos

¿Alguna vez has conocido a alguien que parece una copia exacta de su madre o de su padre? Es algo totalmente lógico, ya que los hijos heredan gran parte de su carga genética de sus progenitores. Sin embargo, también ocurre lo contrario: hay familias en las que cuesta encontrar el parecido entre padres e hijos. De ahí surge la famosa frase popular: “de padres feos, hijos guapos”. Pero, ¿qué tan cierta es esta afirmación? La ciencia tiene una explicación.
Genes dominantes y recesivos: la clave del parecido familiar
Según los estudios en genética, la apariencia física depende principalmente de dos tipos de genes: los dominantes y los recesivos.
Los genes dominantes son aquellos que se expresan con más facilidad, determinando características como el color de ojos, la textura del cabello o la forma del rostro.
Los genes recesivos, en cambio, suelen permanecer ocultos y no se manifiestan a simple vista.
Esto significa que unos padres con rasgos considerados “menos atractivos” pueden tener hijos con rasgos distintos, incluso más armoniosos, si los genes recesivos heredados se expresan de forma diferente. Por ejemplo, dos padres con el pelo liso pueden tener un hijo con el pelo rizado si ambos portan el gen recesivo responsable de esa característica.
También es posible que un hijo no se parezca ni a su madre ni a su padre, pero sí a sus abuelos o bisabuelos. Esto ocurre porque los genes recesivos pueden permanecer ocultos durante generaciones y reaparecer más adelante como genes dominantes. Por eso, los parecidos familiares pueden “saltar” una o varias generaciones.
El papel del entorno en la apariencia y la personalidad
Los seres humanos contamos con 46 cromosomas, organizados en 23 pares. De ellos, 22 pares son autosomas, encargados de determinar rasgos como la altura, el tono de piel o el color del cabello, mientras que el par restante define el sexo biológico.
Incluso entre hermanos pueden notarse diferencias notables, ya que cada uno hereda una combinación genética única. Además, no todo depende del ADN: los factores ambientales y el estilo de vida (como la alimentación, el clima o la exposición solar) también influyen en el desarrollo físico y la personalidad.
La ciencia confirma que la frase “de padres feos, hijos guapos” tiene algo de cierto. Todo depende de cómo se expresen los genes dominantes y recesivos, y de la influencia del entorno en el desarrollo individual. La genética humana es tan compleja que incluso dentro de una misma familia pueden surgir apariencias completamente diferentes.
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