Drogas

La herencia envenenada de la adolescencia de hoy en día

Sexo, drogas, alcohol y trastornos alimenticios

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Solo en España hay cinco millones de menores de 19 años experimentando la aventura de subir la cima de la “adolescencia” a través de bosques, selvas, ríos y montañas de sus cambios físicos, hormonales, emocionales y sociales... y en la mayoría de los casos acompañados su móvil y/o aislados en su habitación

Solo en España hay cinco millones de menores de 19 años experimentando la aventura de subir la cima de la “adolescencia” a través de bosques, selvas, ríos y montañas de sus cambios físicos, hormonales, emocionales y sociales... y en la mayoría de los casos acompañados su móvil y/o aislados en su habitación. Sara Pérez-Tomé es psicóloga en Sophya, madre de nueve hijos y abuela de once nietos y lleva cuarenta años asesorando a familias con dificultades. Hoy día la adolescencia no tiene más problemas que hace décadas pero sí vive un mundo mucho más complejo donde el acceso a todo tiene también su parte negativa. Nos cuenta sus pensamientos

Este artículo va dirigido a todos esos padres con hijos adolescentes que en vez de mirar para otro lado están dispuestos a salir de su territorio de confort como padres ejemplares...:

“Ojalá a mi hijo sea de los que llegue a adulto sin que le pase nada”

“Confió en mi hijo porque ya es muy maduro para la edad que tiene y sabe perfectamente lo que tiene que hacer...”

“Yo ya he hecho mis deberes como padre y ahora solo me queda cruzar los dedos”

“Esto es un problema de buena o mala suerte, en mi época también pasaba de todo y aquí estoy yo perfectamente...”

....Y podríamos seguir llenando folios y folios con frases como estas que dejan a los hijos abandonados a su intuición o aparente estabilidad en el mejor de los casos. El problema no está en que hayan crecido y vayan a seguir creciendo sino en cómo lo hacen y que conductas de riesgo van a querer o desear asumir justo en esta edad.

Hay que tener muy en cuenta, que muchas de las decisiones mal tomadas por algunos de ellos de forma compulsiva es a veces por decisiones anteriormente mal tomadas por otros adultos de su entorno que de forma errática les hacen a los adolescentes buscar ciertas decisiones que van hasta en contra de ellos mismos.

Según qué hábitos, costumbres o tendencias acostumbren a institucionalizar en su vida familiar o con sus amigos en esta etapa de su vida, tendrán más problemas relacionados con su salud física o psicológica y todas ellas pueden llegar a ser de cierta importancia si no previenen o se retoman a tiempo por parte tanto de educadores pero principalmente de la madre y del padre.

Se ha promocionado la educación sexual desde los 10 años en los menores basándose no tanto en lo que es el desarrollo de la afectividad, como en sentar las bases de su disfrute y ocio personal únicamente sobre el “sexo seguro” y eso ha incentivado precozmente las relaciones sexuales entre menores y, con independencia de las connotaciones morales de este tipo de educación, esta forma de educar en la sexualidad está resultando un fracaso: el 50% de los adolescentes que ya ha mantenido relaciones sexuales lo hace sin atender a las indicaciones que les han dado de lo que supone el “sexo seguro” (Centro Reina Sofía Adolescencia y Juventud).

La consecuencia inmediata a este fracaso ya no solo es que gran parte de su ocio está impregnado de irresponsabilidad sexual y amoralidad principalmente a través de “sexo irresponsable y sin trascendencia personal” sino que además tenemos que añadirle un segundo fracaso y no por eso menos e importante en la salud de nuestros jóvenes: este tipo de orientación de la afectividad y el primer fracaso anteriormente citado, ha producido un incremento llamativamente importante de infecciones de transmisión sexual (ITS). Uno de cada 4 adolescentes antes de llegar a la universidad tendrá una infección por gonorrea, papiloma virus o clamidia, con importantes riesgos de complicaciones y secuelas de por vida.

Los problemas con la alimentación tanto en chicas como en chicos no es solo un serio problema estético o físico sino que también puede llegar a ser un grave problema mental que pone en riesgo la vida de un adolescente e incluso provocar su muerte. En estos momentos la bulimia y la anorexia afecta a un 6% de la población adolescente, pero cada vez más surgen casos en menores con edades cada vez más tempranas, entre los 12 o 13 años cuando antes comenzaban hacia los 15 o 16 años.

Sus alteraciones no se concentran solo en la comida sino en muchos otros ámbitos de su vida normal: dejan aficiones y actividades con las que disfrutaban con ellas, se aleja de los amigos, bajan sus notas escolares, se encierra en su cuarto, no le gusta las comidas que antes le gustaban pero mal come a escondidas... Cuando pasa esto algo le pasa a vuestro hijo/hija y a vosotros padres os necesita ahora mas que nunca y en estos casos el diagnóstico es crucial que se realice lo antes posible.

Según la OMS es la tercera causa incapacitante para tener una vida social y familiar normalizada entre los adolescentes. Empieza por un sufrimiento silencioso porque no saben manejar cómo se sienten, hasta el punto de perder la seguridad y la confianza en sí mismos. Desconectan de sus padres y amigos por falta de sintonía, no saben distinguir entre tristeza o enfado y otras emociones; esto hace que sea también muy complicado su diagnóstico precoz y poder aplicarles la terapia adecuada ya que a esto se une una inestabilidad emocional que somatizan a través de su cuerpo con malestares diversos o dolores indefinidos que en algunos casos les producen una bajísima capacidad de concentrarse a la hora de estudiar o de poner en marcha cualquier actividad intelectual.

El 80% de los adolescentes entre 14 y 18 años ha consumido ya alcohol alguna vez. El 30% lo hace por lo menos 1 vez al mes y el 15% todos los fines de semana y vísperas de fiestas. La mayoría de ellos argumentan que sus padres también beben por lo tanto no debe de ser tan malo...

Beber en los jóvenes tiene un doble problema: El hecho de que un organismo todavía por hacer y madurar desde el cerebro hasta la vejiga y los huesos es tan importante en la iniciación del consumo del alcohol como el sexo del consumidor y la cantidad y la calidad del alcohol consumido. “No puede beber la misma cantidad y calidad de alcohol un hombre que una mujer por diferencias de constitución fisiológica principalmente. Y no es lo mismo beber con moderación y con alimento que “beber hasta caer” con el estomago vacío”.

El consumo del alcohol en adolescentes no debería existir, y si existiendo se hace en las peores condiciones posibles para su cuerpo en pleno desarrollo, puede tener a medio y largo plazo efectos y consecuencias muy graves e irreversibles por muy aceptado socialmente que esté su consumo en la sociedad.

Es totalmente falso que sea inofensivo, pero a pesar de ello su consumo entre menores tanto en chicos como en chicas de hasta 17 años ha crecido un 12%. (Estudio Sociológico cualitativo sobre consumo de alcohol y cannabis SEIC)

Suelen consumir la marihuana durante el día, justo además cuando van a clase y tienen que estar a pleno rendimientos intelectual y aunque al principio lo hacen de manera ocasional, termina por ser tan adictivo que se convierte en una necesidad diaria y con una frecuencia que irá en aumento y que además su coste no es más caro que el tabaco. Normalmente se reconocen a sí mismos como “no fumadores de tabaco”, para confusión de sus padres que creen que entonces tampoco están fumando otras cosas. Que el Cannabis proceda de una planta no quiere decir que sea inocuo para error de muchos, ya que puede tener efectos para el organismo bastante perjudiciales. El consumo del llamado “porro social” no es comparable con el consumo del “cannabis terapéutico” ya que este es utilizado para aplicación clínica con algún compuesto de la planta y en una determinada dosis que está controlada médicamente en combinación con determinados medicamentos. Si tu hijo fuma porros, sí que fuma y no es inocuo, deja huella y es adictivo. Madres y padres adelantaos a explicárselo antes de que le convenzan de lo contrario, que es muy fácil y barato engancharse y luego no es fácil desengancharse.