Alimentación

Por qué la variedad de frutas en la dieta infantil es clave para una vida saludable

Un estudio en Nature Food revela que la diversidad de alimentos ricos en flavonoides reduce el riesgo de enfermedades crónicas

Menú semanal saludable y atractivo para niños
Madre cocinando con su hijaLa RazónLa Razón

Una alimentación variada desde la infancia podría ser la clave para prevenir enfermedades en la edad adulta. Así lo confirma un nuevo estudio publicado en Nature Food, que destaca la importancia de incluir una amplia gama de frutas y alimentos ricos en flavonoides en la dieta diaria de los niños.

Según la investigación liderada por Benjamin H. Parmenter y Aedín Cassidy, el consumo habitual de diferentes tipos de flavonoides —compuestos presentes en frutas, verduras, té, zumos naturales e incluso en el chocolate negro— se asocia con una reducción del riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer y afecciones neurodegenerativas.

Diversidad de flavonoides: más importante que la cantidad

El estudio analizó los hábitos alimentarios de más de 124.000 adultos entre 40 y 70 años durante un período de más de 10 años. Utilizando un índice de diversidad (número de Hill), los investigadores midieron no solo la cantidad total de flavonoides consumidos, sino la variedad presente en la dieta.

Los resultados fueron concluyentes: quienes incorporaban una mayor diversidad de flavonoides tenían entre un 6% y un 20% menos riesgo de desarrollar enfermedades graves o morir por cualquier causa. Entre los alimentos más beneficiosos se encuentran el té verde y negro, uvas, manzanas, bayas, naranjas, vino tinto, zumo de naranja y, en menor medida, el chocolate negro.

¿Qué significa esto para la alimentación infantil?

Aunque el estudio se centró en adultos, sus conclusiones son directamente aplicables a la nutrición infantil. Fomentar una dieta variada en frutas y verduras desde la infancia no solo mejora el paladar y la aceptación de nuevos alimentos, sino que podría ofrecer protección a largo plazo frente a enfermedades crónicas.

Una estrategia efectiva para las familias es rotar regularmente el tipo de frutas que se ofrece a los niños. En lugar de dar siempre la misma fruta, es recomendable alternar entre fresas, plátanos, kiwis, peras, ciruelas, melón, uvas o naranjas. La clave está en la diversidad de colores y sabores.

Incluir frutas variadas no solo aporta flavonoides, sino que también favorece el desarrollo de una microbiota intestinal saludable, esencial en los primeros años de vida. Además, ayuda a establecer hábitos alimentarios más equilibrados y menos dependientes del azúcar.

El chocolate negro, en pequeñas cantidades y sin azúcares añadidos, puede ser una opción interesante para sustituir otros productos más procesados en la dieta infantil. A diferencia del té o los zumos —menos recomendables para niños—, ciertas frutas y un poco de chocolate negro pueden contribuir a una dieta rica y beneficiosa.

Fomentar el consumo de frutas variadas desde la infancia es una inversión en salud. Ofrecer una “fruta de cada color” o preparar macedonias con diferentes tipos puede ser mucho más que una idea creativa: es una forma comprobada de proteger el bienestar a largo plazo.