Valladolid
La Revolución de Rueda: Entrecanales Domecq e Hijos apuesta por un blanco con alma
Reestructuración de la bodega en un entorno natural excepcional, marcado por la recuperación de su biodiversidad y su legado histórico
El futuro está cada vez más cerca para Entrecanales Domecq e Hijos. La compañía avanza, sin prisa, pero sin pausa, ultimando el proceso de metamorfosis de sus bodegas. Es el momento de Caserío de Dueñas. Ubicada en Villaverde de Medina, en el epicentro de la D.O. Rueda, la bodega continúa el camino marcado por Secreto, en Ribera del Duero, Cosme Palacio, en Rioja Alavesa y La Tula, en Jerez.
Entrecanales Domecq e Hijos reinventa su Caserío de Dueñas, con un proyecto firmemente comprometido con la tierra. Con la puesta en valor de la tradición y los matices del Verdejo, la baza de la compañía pasa por elaborar un vino que se convierta en un referente en Rueda y en el panorama vinícola nacional.
Germán Nieto, al frente del proyecto desde el comienzo de 2025, lidera una nueva etapa en Dueñas, con un objetivo claro: elevar el viñedo para extraer el máximo potencial del vino. Bajo su dirección, se perfilan dos nuevos blancos, cuya primera añada no verá la luz hasta 2026, que ya generan expectación. Con la mirada puesta en este nuevo enfoque, la bodega detuvo sus operaciones tras la vendimia de 2023 y, desde principios de 2025, se interrumpió su distribución por completo. Todo para volcarse en una propuesta que busca marcar un antes y un después.
En palabras de Gonzalo Entrecanales “el nuevo proyecto es, sin duda, el más ambicioso de todos los que tenemos en marcha. En los últimos años, Rueda ha elevado el listón de la calidad en sus vinos y en Entrecanales Domecq, como parte activa de esa corriente, aportamos un nuevo planteamiento para contribuir a la revolución desde dentro de la Denominación. Pronto, estos vinos estarán en condiciones de competir con los grandes blancos de España”.
Este nuevo proyecto comenzó a dar sus primeros pasos hace ya casi una década, cuando se iniciaron los trabajos de reestructuración completa del viñedo, con una minuciosa labor de recuperación de la salud del suelo, así como de la correcta formación y equilibrio de todas las viñas. En esta nueva fase, la finca ya cuenta con viñedo 100% ecológico; aunque, en su firme ambición regenerativa, el propósito de la compañía abarca mucho más.
Este último año, se ha ahondado en el conocimiento y selección de las mejores parcelas, con el respaldo de numerosos estudios de suelo y medioambientales, así como de expertos en la materia, nacionales e internacionales.
Como resultado de este proceso, se ha procedido al arranque de cerca de 90 hectáreas de viñedo, para la posterior replantación en zonas de gran potencial vitivinícola. Todo ello, en el marco de la estrategia de sostenibilidad de la compañía, que incluye la implementación de prácticas de agricultura regenerativa, entre las que destacan la creación de áreas de pastoreo y la incorporación de nuevos cultivos que favorecen la biodiversidad y la convivencia equilibrada entre la flora y la fauna local.
Un ambicioso proceso de transformación en marcha
El proceso de renovación incluye también la reforma integral de la bodega —ya en marcha— y una nueva identidad que exprese el alma de este nuevo proyecto. Caserío de Dueñas es testigo de la rica herencia vitivinícola de la región, cuya primera referencia documental conocida es la parroquia de Donas, en 1265, perteneciente al Obispado de Salamanca.
Ya durante los siglos XV al XVIII, la comarca de Tierra de Medina experimentó un notable desarrollo vitivinícola impulsado por factores como el aumento demográfico, la calidad de sus suelos y las ferias comerciales de Medina del Campo, que generaron una alta demanda de productos, incluidos los vinos locales. Inicialmente, y por su cercanía a dos afluentes del Duero, los vinos del eje Medina-Alaejos lideraron la producción, favorecida por el aprecio de la corte de Felipe II y más tarde por la protección impulsada por Felipe III, lo que elevó el prestigio de sus vinos hasta convertirse en una suerte de "denominación".
Es precisamente en este legado histórico donde se enraíza el nuevo proyecto, que lleva años gestándose. La transformación comenzó con la recuperación del patrimonio arquitectónico de las edificaciones de la finca, donde ya, en 1587, vivían 40 familias y que, según registra el catastro del Marqués de la Ensenada, albergaba viñedos, lagares y bodegas subterráneas. Todo ello da testimonio de siglos de cultivo de la vid, interrumpidos con la llegada de la filoxera a finales del siglo XIXEn este proceso de reforma, el reacondicionamiento de la bodega de elaboración ocupa un lugar destacado. Su remodelación, que finalizará coincidiendo con la vendimia de este año, contempla una reducción de más del 70% en la capacidad de producción, en línea con la estrategia de priorizar la calidad frente a la cantidad.
Como afirma Gonzalo Entrecanales, “Rueda vive un momento crucial, una apuesta decidida por la excelencia y una proyección internacional imparable. Podríamos habernos planteado este proyecto fuera de la Denominación, pero elegimos seguir dentro porque creemos en su potencial, en su capacidad para evolucionar y en todo lo que puede ofrecer cuando se trabaja con ambición y rigor. Para nosotros, Rueda no es una limitación, sino el punto de partida para construir algo grande, auténtico y con vocación internacional”.