La enigmática muerte de Fran, ex marido de Belén Esteban

Ha fallecido a los cuarenta y tres años Fran Álvarez; el ex marido de Belén Esteban apareció muerto en su casa a última hora de esta misma mañana. Las alarmas saltaron cuando no fue a trabajar al bar de su padre, Amaro, y enviaron a una de las empleadas a buscarle. Al entrar en su habitación se encontraron el cuerpo sin vida. Según desvela Aurelio Manzano, íntimo amigo suyo, se estaba desintoxicando de sus adicciones en uno de los centros de la ONG Proyecto Hombre ubicado en Burgos. En el momento de escribir estas líneas no se han precisado las causas de su muerte, y esta misma tarde su cuerpo era conducido al Instituto Anatómico Forense de Madrid para examinarlo.

Hablé con Fran a principios de 2020, le llamé para felicitarle el año, estuvo amable pero distante. Teníamos una buena amistad desde que el destino le unió a Belén, incluso después de su ruptura con la antaño “princesa del pueblo”. Era un buen tipo. Sencillo y afectuoso. Pero el alcohol y alguna que otra droga le llevaron por el mal camino. En una ocasión hablamos del tema y me confesó que en su ánimo estaba rehabilitarse. Pero, en el fondo, se sentía muy solo, ni el apoyo familiar logró curar esa soledad. Trabajaba en el bar de su progenitor, en la Avenida de Daroca, cuando en Proyecto Hombre le permitían salir del centro.

Dicen que la Esteban conoció la dramática noticia por un programa de televisión, no tenían relación y acabaron mal, su historia de amor-desamor hizo correr ríos de tinta en los medios de comunicación. Lo último, la negativa de facilitar las cosas a Belén cuando ésta le pidió que firmara los papeles para anular su matrimonio. Fran me comentó que no se lo iba a poner fácil, que si quería esa anulación que la pagara ella. Y ahí quedó la cosa. El fallecimiento del camarero, aunque duele decirlo, facilita el tema, y la tertuliana podrá casarse por la Iglesia con su marido, el conductor de ambulancias Miguel Marcos.

Hemos llamado a Amaro y su teléfono está apagado o fuera de cobertura. Nadie mejor que este hombre conocía las virtudes y los demonios de su hijo. Fue su mayor apoyo, el que estuvo siempre a su lado en las buenas y las malas. Hoy, en estos momentos, me cuenta un amigo de la familia, “está destrozado, hundido, adoraba a su hijo y jamás le dio de lado en sus momentos de crisis.”