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Nacho Palau, el gran olvidado en la muerte de su “mami” Lucía Bosé

El ex de Miguel Bosé llora en silencio la pérdida de su “mami”, como la llamaba cariñosamente, y se duele de no haber podido despedirse de ella como hubiera deseado

Miguel Bosé y Nacho Palau, en una imagen de archivo / Gtres
Miguel Bosé y Nacho Palau, en una imagen de archivo / Gtreslarazon

La quería como a su propia madre, eran amigos por encima de los impedimentos de Miguel Bosé, poco dado a este tipo de relaciones posteriores a su ruptura sentimental con el hoy labriego Nacho Palau. Pero Lucía, la “mamma” de los Bosé, siguió tan unida al ex de su hijo y a los hijos del valenciano, lo que le costó un distanciamiento de meses con el vástago artista.

Las aguas volvieron a su cauce, Miguel debió entender, y respetar, la postura de su madre, y lo desafueros familiares quedaron perdidos en el baúl de los malos recuerdos.

Hoy, Palau llora en silencio la pérdida de su “mami”, como la llamaba cariñosamente, y se duele de no haber podido despedirse de ella como hubiera deseado. Nacho es el gran “olvidado” en estos momentos tan duros y tristes, porque entiende que a Miguel no le gustaría verle pasar tan mal trago al lado de sus hermanas, Lucía y Paola. Si fuera por él ya estaría en Brieva, donde residía la matriarca, dando el pésame a la familia. Es un hombre humilde y sencillo, sensible e incapaz de esconder los sentimientos. Algo que admiraba la fallecida y que congratula a sus hijas.

La pandemia del coronavirus ha impedido, incluso, que se celebrara esta misma semana el juicio contra Bosé para intentar un acercamiento entre sus hijos y los de su ex pareja. El problema es que esa reunificación filial no es tan fácil, porque el artista no está dispuesto a trasladar su residencia a Valencia, donde viven Palau, Paola y Lucía, ironías de la vida, juntos pero no revueltos. Y Nacho tampoco está por la labor de regresar a tierras americanas. Difícil resolución tiene el asunto paterno filial, veremos qué dictamina el juez cuando las cosas vuelvan a la normalidad y los dos se vean las caras en la sala judicial.