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Ana María Aldon no es trigo limpio
Cada día salen a la luz las rencillas con varios miembros de la familia
Algunos familiares la definen como una mujer con demasiado arranque, que se ha hecho con el control absoluto de la vida de su marido, el torero José Ortega Cano. Aunque se presentó como una joven dócil, no tardó en imponer sus reglas y ahora las diferencias con varios miembros de la familia están saliendo a la luz.
Nunca, desde que llegó a la vida del diestro, Ana María fue vista con buenos ojos por algunos miembros de la familia. La sanluqueña y Ortega comenzaron su historia, y en un tiempo récord, formalizaron su relación. Para los más íntimos del viudo de Rocío Jurado todo fue demasiado rápido y, tras un fugaz romance, nacía el hijo que tienen en común, el pequeño José María. Un hecho que despertó las dudas sobre los posibles intereses de la joven y que hicieron pensar que buscaba asegurarse su futuro y el del menor.
Los primeros en no ver las cosas claras fueron los hijos de Ortega Cano. Ni Gloria Camila, ni José Fernando recibieron a Ana María con los brazos abiertos. Ella, la hija de José, veía cómo dejaba de ser la niña de los ojos de su padre y él, José Fernando, no pasaba por un buen momento y vivía en una espiral de destrucción. Las salidas de tono de los vástagos del torero eran frecuentes y en más de una ocasión plantaron cara a la recién llegada. Pero en aquel momento la pareja de su padre supo entender los desplantes y capear la situación.
Aunque Ana María es 24 años menor que Ortega consiguió imponer su criterio. Venía de otras relaciones y tenía una hija. Incluso había estado con algún hombre casado que había dejado a su familia por ella. Estos datos hacían desconfiar a los allegados al torero, que pensaban que tenía mucha vida para ser tan dócil. Sin embargo, el destino jugó a favor de Ana María porque la situación personal de Ortega se complicó al tener que cumplir con la justicia ingresando en prisión. Ahí ella supo estar a la altura apoyándole en todo momento. Llegó incluso a mudarse a Zaragoza con su hijo pequeño para estar más cerca de él. Sus actos lograron callar bocas.
Ana María puso orden en una familia desestructurada y así se hizo con el respeto familiar. Ya en Madrid, organizó la casa en la que actualmente vive la familia. Incluso se ocupó de la decoración y reforma del chalet en que el viven. Según ella misma cuenta logró lo imposible: que José se ajustase a horarios algo que no era fácil.
Los que les conocen y han convivido con ellos dicen que entre ambos, en privado, no son muy cariñosos. La describen como una mujer con mucho arranque y capaz de callar a José cuando considera que él no lleva razón. Ana María impone su criterio y aunque él sigue pasando tiempo fuera de casa ocupándose de sus fincas y sus negocios, ella no se ha quedado atrás y por eso ha decidido formarse como diseñadora.
El 30 de septiembre de 2018, el día de su boda Ana María consiguió coronarse como reina y señora de la casa. Un sitio que se ganó durante años y que meses antes del enlace, José Ortega Cano lo dejó claro a su hija Gloria Camila. Cansado de los desplantes de la niña de sus ojos a su futura mujer, le dijo a la primera que no iba a permitir ni una mala cara más a Ana María. Pero no fue la única de la familia a la que frenó el torero, también a su hermana Conchi tuvo que pararle los pies. El día de la boda, la cuñada de Ana María se enfrentó a ella porque su hijo no puedo entrar en el diminuto salón habilitado como capilla y ante la tensa situación, intercedió José dando la razón a la novia.
Está claro que el paso por “Supervivientes” nos está permitiendo conocer mejor a Ana María que parece que no es tan mansa como la pinta.
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