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La dulce Carolina descubre ahora que no la han enviado a Disneylandia
Salvador Illa, que pasa de salvador de la Covid a salvador de los catalanes, traspasó la cartera de Sanidad de un modo peculiar, como le corresponde. «Te va a encantar el trabajo», le dijo a la dulce Carolina Darias, como si le dejara en herencia un viaje todo incluido a Disneylandia o un crucero al Caribe con George Clooney.
Digo la dulce Carolina porque su nombre endulza mis nostalgias, me remite a la infancia: la carolina es un pastel típico bilbaíno. Illa le ha dejado una torre de merengue envenenada y una bodega con cuatro cepas: la británica, la sudafricana, la brasileña y la danesa. Más que un buen vino de ahí sale mala leche.
De la nueva ministra de Sanidad han dicho que es muy trabajadora, frase que se emplea mucho para quedar bien cuando se desconocen otras virtudes. Pero ¿es Carolina del Norte o del Sur? No hay noticia de que sea tonta, y así escapa eventualmente a la sentencia de Javier Clemente, ex seleccionador nacional, quien calificó a un periodista deportivo de «tonto, pero muy trabajador», para inmediatamente añadir: «Y si eres tonto y muy trabajador, cuanto más trabajas más lo jodes todo».
Ahí nunca estará incluido el ministro Castells: cuando surge de la nada es como si se apareciera la Virgen de Fátima a los pastorcitos. Deslumbra y ciega a los medios en general que ya lo daban por desaparecido o perdido definitivamente. Es el ministro que va de resurrección en resurrección, un Lázaro en bucle, un zombi intelectual. Despacha con un tuit el lío de las universidades y me imagino que dentro de poco hará presentaciones en forma de holograma, como ese espectáculo en el que Whitney Houston canta después de muerta. Es el ministro virtual, un avatar.
En cambio, el ministro Iceta es un espíritu burlón y danzarín que, cuentan, le inspira a Él todo lo referente a la vertebración/invertebración (depende del día) nacional. De Miquel Fred Astaire esperamos mucho en la pista central del circo. Parece que está entretenido tratando de descubrir nuevas naciones del Estado Plurinacional Español: contó ocho hace tiempo y ahora trata de descubrir otras a través de bailes regionales en vías de extinción.
No pasa nada: dejó la Sanidad un filósofo y llega una licenciada en Derecho.
Fastuoso.
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