Amilibia

Cuidado, Iker Jiménez: si te sumerges en los pantanos puedes dar con Franco

El periodista Iker Jiménez
El periodista Iker JiménezRoberto GarverEFE

La verdad está ahí fuera, decían en «Expediente X». Iker Jiménez cree que la verdad está también ahí abajo y ya está visitando o proyecta visitar los misteriosos fondos de los pantanos españoles con sus pueblos sumergidos. Cuenta que un equipo de submarinistas que buscaba en un pantano de Álava a un niño desparecido vio sombras gigantescas en el fondo y salieron espantados del lugar, y algo similar ha sucedido en otros de Aragón y Extremadura. Es lo que tiene visitar las profundidades de los pantanos: puedes dar con la sombra del mismísimo Franco, que sigue siendo muy alargada, gigantesca, gracias a los denodados esfuerzos del rojerío por resucitarlo. El dictador le tenía mucha fe a los pantanos y cada semana le veíamos en el «No-Do» inaugurando alguno. No sé cómo Sánchez e Iglesias no tuvieron la original idea de sumergir sus restos en un sarcófago de plomo en El Atazar, de Madrid, por ejemplo, y así evitar visitas masivas de fans fachosos al Pardo y, de paso, promocionar el submarinismo funerario, en auge desde el hundimiento del Titanic y el buceo del aventurero Simón en busca de la cepa perdida.

Iker ve en los pantanos mucho misterio, pero más podría encontrar si se anima a bucear en los estanques de la Moncloa y en las profundas y animadas cloacas del Estado, donde puede hallar, entre otros valiosos pecios, el submarino del bolsillo de Villarejo, la tarjeta del móvil de Dina Bousselham, la vieja máquina de contar billetes del Emérito, las grabaciones y vídeos de Bárcenas, los papeles de los ERE andaluces, las alitas de pollo a la Kitchen del PP, la trituradora de Mariano Rajoy, la peluca de Carrillo junto a un mechón de la coleta de Iglesias, los bigotes del Bigotes de la Gurtel, el Satisfyer de alguna ministra, un par de tricornios tirados por Marlaska, los matasuegras de los escrachadores de la mansión de Galapagar, los respiradores defectuosos adquiridos por Illa, etc. Y ahora que Pablo Casado advierte de que el PSC proyecta un «Jovencito Frankenstein» a la catalana, Iker podría indagar también sobre cómo podría ser tal monstruo: ¿Un Frankenstein-patchwork a base de retales amarillos? ¿Uno tripartito con injertos de butifarra? ¿Uno trans que aspira a convertirse en vampiro?