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Entrevista exclusiva: Los devastados padres de la joven golfista asesinada Celia Barquín hablan sobre el dolor y la búsqueda de justicia

Con motivo del documental que reconstruye el asesinato de la campeona cántabra Celia Barquín, sus padres hablan en exclusiva para LA RAZÓN

Celia Barquín.
Celia Barquín.Instagram

La muerte de la golfista Celia Barquín fue cosa del azar. Ese día tocaba . Suena irracional, pero no hay otra lógica en su asesinato a puñaladas en 2018, con 22 años y pocos meses después de ganar el Campeonato Europeo Femenino de Golf Amateur. El joven Collin Richards decidió segarle la vida, en el campus de la universidad estadounidense donde estudiaba, por el puro placer de matar. A partir de esta sinrazón, el documental «Todas las cartas a Celia», de Movistar Plus, ha reconstruido su figura. También sus padres hablan para LA RAZÓN en su primera entrevista en mucho tiempo.

Su historia nos lleva a William Munny, el personaje de Clint Eastwood en «Sin Perdón». Asesino de mujeres y niños, decía en el ocaso de su redención que «matar a alguien es algo muy duro, le quitas lo que tiene y lo que podría llegar a tener». Y así ocurrió con Celia. La golfista cántabra paseaba por un lago cuando un desequilibrado le arrebató el presente y su futuro prometedor. Fue localizada sin vida en la pista del Coldwater Golf Links, en Ames (Iowa). La investigación policial determinó que fue asesinada a puñaladas cuando se dirigía a entrenar. «Sin más razón, el joven que acabó con su vida dijo que la mató porque ese día le tocaba matar. No tenía más motivo», cuenta su madre, Mirian Arozamena a LA RAZÓN. Ella y su esposo, Marcos Barquín, son el hilo conductor y sus palabras para este periódico son las primeras desde que apareció el documental.

Sus declaraciones son desgarradoras: «No hubo otro motivo. Estamos todavía en terapia, nos viene bien ayudar a otros padres que les pasa lo mismo con sus seres queridos. Lo único que nos consuela es que ahora vemos todos los campos de golf con el color amarillo, que era el emblema de mi hija, y pensamos que nuestro dolor está sirviendo para algo». Celia era amiga de Severiano Ballesteros, Sergio García y de todos los grandes. Su familia, sus compañeras en la universidad norteamericana y los propios responsables policiales del caso van apareciendo en este reportaje, que es un homenaje a un gran talento del golf y a un corazón inmenso que dejó los campos demasiado pronto.

«Nos emociona ver cómo todo el mundo coincide en ciertos matices sobre Celia, gente que entre sí que no se conoce y coinciden en tantas cosas sobre mi hija. Es impresionante. Movistar nos hizo la propuesta de hacer el documental sobre la vida de Celia contada por amigos, entrenadores, su novio, nosotros... Nos pareció que podría ser algo muy bonito y accedimos. Fue duro, pero el resultado final del documental ha aportado más luz sobre la vida de Celia, que era lo realmente importante para nosotros, y también sobre la capacidad que todos tenemos de seguir adelante cuando, por desgracia, perdemos a un hijo», detalla. ¿Qué es eso que, como decía el personaje de Eastwood, tenía y podía llegar a tener? Celia lo tenía todo. Una sonrisa nunca forzada que iluminaba cualquier habitación y con la que convertía en hogar cualquier campo de golf. Tenía una pareja, Carlos Negrín, «su todo», que quedó mutilado para siempre. Un hermano, Andrés, al que habría que inventar un verbo que definiese la adoración que sentía por él. Un millón de amigos a los que había enseñado con ilusión a llevar el color amarillo tatuado en su piel. Y un diario.

Celia Barquín
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Celia tenía un cuaderno donde lo escribía todo y sus palabras han salido ahora a la luz en «Todas las cartas a Celia». «Hacer algo bueno por alguien cada día, todo cuenta, todo vale», dice en sus páginas. Su relato explica el tirón de Celia, incluso seis años después. «Te hacía sentir y te hacía saber que te abría su gran corazón y podías confiar en ella plenamente. Su sonrisa desprendía una luz que daba total confianza. Era su arma más poderosa para no llevarse cosas negativas de nadie. Y contagiaba a todos a su alrededor», recuerda Mirian.

Mirian y Marcos hablan de lo duro que es superar su pérdida. La catarsis de los Barquín pasa por seguir esculpiendo el nombre de Celia como una seña de identidad en el mundo del deporte. «Su recuerdo siempre está presente, Toca y duele, pero congratula ver cómo está en el ánimo de las personas, que siempre quieren recordarla. Y eso nos ayuda».