Crónica

Kate Middleton, la perfecta reina madre

La duquesa celebró ayer el octavo cumpleaños de su hijo Jorge convertida en la imagen amable y serena de la realeza británica, capaz de mediar entre hermanos

Kate Middleton, la duquesa de Cambridge
Kate Middleton, la duquesa de CambridgeChris JacksonAgencia AP

La fotografía logra mostrar toda la simpatía de un crío de ocho años que ya sabe desenvolverse frente a la cámara: una sonrisa mellada por el hueco entre sus dientes, los ojos afilados por una mirada gamberra, inclinado hacia delante para transmitir cercanía; polo de rayas y pantalón corto… Mono, entrañable. Normal. Desde el entorno de los duques de Cambridge ha trascendido que cada detalle de esta imagen, con la que Jorge, futuro monarca del Reino Unido, compartió ayer jueves su octavo cumpleaños con el mundo, fue supervisado por su madre para lograr el efecto que ella pretendía. Kate Middleton lleva tratando con la prensa 16 años, desde que se conoció su relación con el príncipe Guillermo, un aprendizaje arduo que le ha permitido saber cómo alimentar al monstruo y congraciarse con él. Quizá sea verdad que, como se dice, la duquesa visionara muchos vídeos de la princesa Diana acosada por los paparazzi para que le sirvieran como entrenamiento y terapia anticipada.

En lo que a ella respecta, el objetivo se ha logrado: los cronistas solo mencionan su nombre para resaltar sus siempre acertados estilismos, describir las anécdotas con las que demuestra su carácter dulce y empático, y alabar la profesionalidad con que lleva a cabo las tareas que le asigna la Corona. «Es más royal que los royals», comentaban tras verla aparecer con un impecable abrigo negro y un collar de perlas en el funeral por Felipe de Edimburgo, acaparando la escena con una naturalidad que solo se consigue con tablas e inteligencia.

Gracias a su madre, el pequeño Jorge tiene mucho ganado ante sus compatriotas. La duquesa tiene un plan y está sabiendo ejecutarlo a la perfección para protegerle al tiempo que lo expone en las dosis adecuadas para perturbar lo menos posible su infancia. Fue muy comentada la presencia del niño en el palco de honor durante los partidos de la Eurocopa de fútbol, vestido de traje como su padre, un detalle que ya hablaba de su futura figura institucional. Al tiempo, Kate le animaba a saltar y entusiasmarse para diluir esa apariencia formal en la espontaneidad que todos esperaban de él.

Sin embargo, su imagen de diminuto caballero provocó algún comentario sarcástico, lo que generó la reacción de la madre, filtrando su malestar y obteniendo como respuesta el apoyo de los principales medios. «Acostumbrarlo a las grandes multitudes y saber que está siendo observado por millones de personas es una forma bastante inteligente de introducirlo en los deberes públicos a una edad tan temprana», escribía la experta en realeza Roya Nikkhah en el «Sunday Times».

La esposa de Guillermo de Inglaterra ha asumido hasta ahora con eficacia su multitarea: exquisita princesa, representante y guardaespaldas de Jorge fuera de casa, y mamá tradicional en el hogar-burbuja que los Cambridge han creado para sobrevivir a la vida oficial y a los conflictos de familia. La revista «People» desvelaba en un reportaje publicado hace unos meses, atendiendo a fuentes cercanas a la pareja, cómo vive Kate en esa intimidad. Era una desmitificación edulcorada que venía a decir que, de puertas para dentro y despojados de títulos, todos somos de lo más normales: preparamos bocadillos a los niños, los llevamos al colegio, les ayudamos con los deberes y les intentamos meter en vereda cuando se desbocan. Se explicaba en el reportaje que Jorge y sus hermanos (Carlota, de seis años, y Luis, de tres) «no paran de correr por ahí tirando cosas», aunque advierte de que Kate no es una madre pusilánime: «Si los niños se portan mal, los regaña con firmeza». Conclusión: «Es la vida de una madre trabajadora con tres hijos, solo que con un trabajo algo diferente».

El heredero más querido

Esa diferencia también reside en la ayuda con la que cuenta para poder ser la mujer casi perfecta que admiran sus compatriotas. Dos son sus colaboradoras más cercanas. Natasha Archer (Tash para los amigos) es su alter-ego, secretaria personal y asesora de estilo; licenciada en Hispánicas con «look» de «fashion victim», ha hecho de su buen gusto para la ropa uno de los atributos que más agradece la duquesa de Cambridge. La otra persona en quien se apoya es la española María Teresa Turrión, que hace tiempo dejó de ser solo la niñera de sus hijos para convertirse en un miembro más de la familia. «Alrededor de ella hay un equipo muy cerrado. Estaría perdida sin María, Tash y los demás. Trabajan muy duro y hacen posible que Kate haga malabares con todo», aseguraba al diario «Daily Mail» una fuente del palacio de Kensington, donde reside la familia. Parece que entre las cualidades de la futura reina también está saber elegir sus compañías. Y con ellas lleva adelante el plan que promete dar a la nación la mejor reina madre y el heredero más querido.