
Polémica
Alcohol y fiestas «salvajes» en la corte danesa
La reputación de la Guardia Real que protege a Federico y Mary de Dinamarca, comprometida por un documental

El cuento de hadas de la monarquía danesa vive su capítulo más turbulento. A los recientes escándalos que han salpicado a los nuevos soberanos–desde las críticas por su lujoso viaje a Finlandia hasta las comprometedoras imágenes del rey Federico X en Madrid junto a Genoveva Casanova– se suma ahora un nuevo motivo de preocupación en Palacio: la inesperada enfermedad de la reina Mary, que la semana pasada la obligó a cancelar su agenda oficial.
Pero, por si fuera poco, un documental emitido en la televisión danesa, titulado «Los guardaespaldas drogados», ha arrojado una sombra aún más inquietante sobre la Institución. Bajo el lustre de los uniformes de gala y la solemnidad de los desfiles, la Guardia Real danesa–custodios de la familia real desde 1658–se enfrenta a acusaciones que la alejan del ideal de honor y disciplina: consumo de drogas dentro del cuerpo de élite encargado de proteger a Federico X y su familia. El propio rey formó parte del cuerpo en 1986.
Cocaína sobre un sable
El escándalo estalló cuando el diario «Se og Hør» difundió imágenes de un miembro de la Guardia esnifando cocaína sobre un sable en pleno cuartel. Un gesto que parece sacado de una película de gansters más que de la vida palaciega. El reportaje, que cuenta con los testimonios de antiguos guardias, confirma lo que hasta ahora eran rumores: la supuesta cultura juvenil desenfrenada dentro del cuerpo, con laxos controles antidopaje y excesos que no cuadran con su papel de protectores del rey.

Y no es la primera vez que la disciplina castrense se tambalea en Dinamarca. En 2020, tres guardias fueron sorprendidos en servicio en un estado más propio de una fiesta privada que de una formación militar, lo que les costó una multa de 3.500 coronas cada uno. Sin embargo, esta vez las imágenes explícitas han puesto en jaque la credibilidad del cuerpo y, por extensión, la autoridad de Federico y Mary de Dinamarca.
El escándalo llega en un momento especialmente incómodo para Federico X, quien hace poco más de un año asumió el trono tras el histórico reinado de su madre, Margarita II. En su discurso de ascensión prometió ser un «monarca moderno», pero los titulares recientes parecen desafiar su narrativa. Curiosamente, no es la primera vez que el actual monarca se ve ligado–aunque sea indirectamente–a la idea del exceso y la vida desinhibida. Antes de convertirse en el rey de perfil serio y entregado, tuvo que sacudirse la imagen de príncipe rebelde. En los años noventa, cuando aún era un heredero, los tabloides lo apodaron «el príncipe Casanova» debido a su lista de conquistas amorosas o «el príncipe Turbo», por su costumbre de conducir sobrepasando los límites de velocidad permitidos.
Todo cambió con su paso por la Universidad de Aarhus y Harvard y más tarde con su riguroso entrenamiento en las tres ramas del ejército danés. Ironías del destino: fue la disciplina militar la que ayudó a encarrilar su vida, y ahora es su Guardia Real la que amenaza con convertirse en su mayor quebradero de cabeza.
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