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Aniversario

Victoria de Suecia cumple 48 años: de sus problemas con la comida al rechazo del rey a su marido

La princesa ha tenido una vida difícil. Se adentró en los infiernos de la anorexia y la bulimia, además de luchar para que su familia aceptase a Daniel Westling

La princesa Victoria de Suecia Claudio Bresciani/TTGTRES

Este lunes 14 de julio es un día importante para Suecia. Especialmente para su familia real. Están de celebración en palacio y es que Victoria de Suecia está de aniversario. La primogénita del rey Carlos Gustavo y Silvia de Suecia cumple 48 años y lo hace como heredera al trono sueco, después de modificarse la Ley Sálica que impedía a las mujeres a acceder al poder. La presión del movimiento feminista ayudó a que se le allanase el terreno para ocupar el lugar de su padre, el cual iba a ser para su hermano Carlos Felipe, dos años menor.

La princesa Victoria de Suecia y su esposo, Daniel WestlingGtres

Pero ahí comenzaron también sus problemas y es que la princesa Victoria no ha tenido una vida sencilla y ha transitado sus propios infiernos por culpa de la presión. Nació bajo la lupa mediática, siendo señalada por su pueblo y con una estricta educación para hacerle entender las responsabilidades en su vida palaciega. Podría presuponerle una privilegiada condición, pero ella lo ha vivido como una jaula dorada, siempre presionada para ser perfecta, hacer lo correcto y dar el máximo de sí misma para cumplir con las expectativas. Y, aun así, no siempre parecía ser suficiente, lo que le hizo caer en problemas alimenticios desde su juventud.

Victoria de Suecia, una juventud complicada.

Cuando accedió a la mayoría de edad, Victoria de Suecia obtuvo la condición de princesa, además de situarse en la primera posición en la línea de sucesión al trono sueco. Sin embargo, psicológicamente no estaba preparada para tanta atención, a ser analizada al detalle cada vez que aparecía en público y que sus capacidades y valía fuesen puestas en duda o estuviesen constantemente a examen. Esto le provocó un gran estrés y la presión le hizo caer en las garras de la anorexia y la bulimia. Un mal que pudo sobrellevar hasta que al comenzar la universidad se volvió un problema mayor. Logró superarlo con ayuda médica, psicológica y familiar.

Así se pudo centrar en sus estudios, siendo entendidos estos como su formación para su futuro como reina de Suecia. Recorrió varias universidades, incluso cursó en la prestigiosa universidad de Yale de Estados Unidos, recibiendo nociones de estado, política y relaciones internacionales. Pero no todo iba a ser hincar codos y cumplir con las responsabilidades, pues en esta etapa en la que gozó de cierta libertad, también reservó un hueco al amor. Antes de la llegada de su marido mantuvo una relación durante 8 años con el productor cinematográfico Daniel Collert. Un romance que dio el salto a los medios de comunicación, aunque se vivió con discreción, hasta que su marido, Daniel Westling, se cruzó en su camino.

El rechazo del rey a la boda de su hija Victoria

Hace poco menos de un mes que en Suecia estaban de celebración, de nuevo con Victoria de Suecia como protagonista. La heredera al trono brindaba por su 15 aniversario de boda, rememorando el mágico día en el que se casó con Daniel Westling el 19 de junio de 2010. Se casaba enamorada y poco o nada le importó la presión institucional e incluso el rechazo de su padre a su relación y su enlace. En palacio no veían con buenos ojos al consorte, quien entró en la familia siendo entrenador personal, pero evolucionó a empresario de éxito con una cadena de gimnasios para los más adinerados del país.

Daniel, durante su noviazgo con la princesa, atravesó serios problemas médicos. Padecía una enfermedad renal que le hizo entrar en diálisis, hasta que en 2009 recibió un trasplante de riñón, cuyo donante fue su propio padre. Una situación que la casa real mantuvo en secreto para proteger su intimidad y, por supuesto, cuando ya se había solucionado su mal y estaba felizmente casado con la heredera al trono. Ahora vive una discreta vida, tratando de llamar lo menos posible la atención del pueblo que, al final, ha terminado por aceptarle como futuro rey consorte. Lo mismo con su familia política, con la que participa en actos públicos evidenciando que entre ellos, al menos no de cara a la galería, haya existido una tensión que casi provoca que Victoria de Suecia renunciase al trono por amor.