Nueva residencia

York Cottage: el destierro dorado del príncipe Andrés donde ¿convivirá? con el fantasma del príncipe Alberto Víctor

La residencia retirada, cargada de historia, silencios y alguna que otra leyenda espectral, se perfila como el próximo refugio del hijo menor de la reina Isabel II tras perder títulos, privilegios y su hogar en Royal Lodge

Prince Andrew interview
Andrés de InglaterraRICHARD WAINWRIGHTAgencia EFE

En la familia real británica los movimientos nunca son improvisados. Menos aún cuando se trata de Andrés Mountbatten-Windsor, quien vive el capítulo más complicado de su vida pública. Tras su reciente degradación institucional y la orden de abandonar Royal Lodge, la pregunta que sobrevuela los pasillos de Buckingham no es si se irá, sino a dónde. Y las miradas apuntan a un lugar tan majestuoso como remoto: York Cottage, una joya histórica enclavada en el vasto complejo de Sandringham.

Situada en pleno condado de Norfolk y adquirida por Eduardo VII en 1862, esta residencia fue durante más de tres décadas la casa del futuro Jorge V y de la reina María. A apenas 2,5 kilómetros de la mansión principal, York Cottage respira esa mezcla de intimidad aristocrática y aislamiento rural que tan bien define la parte más privada de la monarquía británica.

Sin reformar

Pero el encanto llega con matices. Aunque se la describe como una "residencia menor" de Sandringham, lo cierto es que la propiedad, levantada en una extensión de más de 8.000 hectáreas, ha sido en los últimos años oficina de trabajo y hasta alquiler vacacional para aquellos privilegiados capaces de afrontar su coste. De confirmarse su futura ocupación -los expertos apuntan a comienzos de 2026-, la casa necesitaría varias reformas para adecuarse a las exigencias del antiguo duque de York. Porque, si algo demuestra esta historia, es que caer en desgracia en la realeza británica no significa caer sin red.

El príncipe Andrés y Carlos III de Inglaterra
El príncipe Andrés y Carlos III de InglaterraGtres

La narrativa adquiere tintes aún más literarios cuando se recupera una de las leyendas más comentadas de Sandringham: la presencia, dicen, del fantasma del príncipe Alberto Víctor, el malogrado nieto de la reina Victoria, fallecido a los 28 años. Entre susurros y tradiciones, algunos aseguran que su espíritu deambula por York Cottage desde hace más de un siglo. Un detalle que añadiría un giro inesperado al nuevo retiro de Andrés: el de la compañía sobrenatural.

Más allá de los mitos, su posible mudanza simboliza el punto exacto donde confluyen el protocolo, el castigo y el privilegio. Andrés no volverá a ocupar un lugar central en la vida institucional del Reino Unido, ni aparecerá en las fotografías familiares más representativas. Sin embargo, tampoco será relegado a una vida ordinaria. El retiro en York Cottage, con su pasado regio, su silencio rural y su distancia prudente de los focos, funcionaría como el equilibrio perfecto entre la conveniencia y la contención, entre lo que se le quita y lo que se le concede.