Polémica

Los sábados de Lomana: Irene Montero se corta el pelo sobre las alfombras del ministerio

La ministra de Igualdad, Irene Montero, interviene en el acto institucional organizado con motivo del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ep
La ministra de Igualdad, Irene Montero, interviene en el acto institucional organizado con motivo del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. EpRicardo RubioEuropa Press

Últimamente, estoy teniendo un poco de complejo de Willy Fog. Llevo un mes sin parar de viajar por diferentes motivos, y los acontecimientos en el mundo y en nuestro país se van agolpando en mi cabeza. Me cuesta bastante ordenarlos, no sé por dónde empezar. Día de la Mujer, carta del Rey emérito con pocas ganas de volver, lo cual no me extraña nada. Está divinamente cuidado, con un lujo de vida que ya solamente existe en países donde el petróleo y el gas salen a borbotones, mientras el resto nos vamos empobreciendo, y en parte diluyendo, por nuestras tonterías del «no» a las centrales nucleares, que, en España, incluso le costó la vida, en manos de la organización terrorista ETA, al ingeniero José María Ryan, cuando trabajaba para la empresa Iberduero en la construcción de la nuclear de Lemóniz. Ocurrió en el año 1981, dejó cinco hijos huérfanos. Esto lo escribo porque es bueno recordar tantas muertes injustas, cometidas por unos terroristas que ahora son socios del Gobierno de Sánchez. A partir de ese momento, se decidió que ni una central nuclear más, lo que nos ha llevado a ser dependientes de Francia, que siguió construyendo centrales. Ahora, se ha demostrado que es la fuente de energía más limpia.

Europa ya está en guerra. Una guerra económica. Se debería haber organizado una red de centrales nucleares que abasteciese a toda la UE, en vez de estar jugando a ecologistas de tres al cuarto sin ningún fundamento. Putin, ese ser odiado por la mayoría, dosificará nuestro grado de ruina según abra o cierre el grifo energético.

En estos tiempos, ningún gobierno debería tener como socios al «Grupo de Puebla», personajes absolutamente simpatizantes de Putin. A pesar de su disparatado Gobierno, tiene el Sr. Sánchez la desfachatez de criticar al presidente de Castilla y León por hacer un gobierno de coalición con Vox. ¿Acaso los socialistas han facilitado al señor Fernández Mañueco, algún apoyo para gobernar en solitario? Tampoco debemos olvidar que en una democracia se debe tener en cuenta lo que desean los votantes, y ha sido muy clara la enorme ascensión de Vox, voto del cabreo del electorado del PP con sus dirigentes.

Otro tema de actualidad, por el 8–M, Día de la Mujer, es el disparate, descaro y sinvergonzonería, de destinar al ministerio de Igualdad 20.319 millones de euros, más que a Sanidad o Educación. Está claro que les interesa una generación de analfabetos funcionales, en la que no se estudie Gramática, Literatura, Historia, etc. Por supuesto, sin calificaciones numéricas, ¿para qué? ¡Da lo mismo! El esfuerzo y la superación no interesan, no se califica y se terminó el asunto. De esta forma, el más vago, o el menos inteligente, no sentirá ningún complejo.

Los veinte mil trescientos diecinueve millones de euros los tengo atravesados. ¿Ustedes creen que podemos derrochar así nuestro dinero, en políticas feministas? Ese ministerio de chirigota, puesto a dedo para Irene Montero por su «colegui» y padre de sus hijos. Ella es una perfecta incompetente que se dedica a organizar «happenings» con tartas de cumpleaños y sus amiguitas, a las que distribuye en diferentes tareas, como la de ser «nany» de sus hijos, pagada por todos nosotros. También llama a la peluquera para que le corte el pelo en su despacho, dejando perdida la alfombra de la Real Fábrica que allí se encuentra. Esta señora, cada vez que habla, es para echarse a llorar: ataques a la OTAN, al envío de armas al pueblo ucraniano… ¿Qué les mandamos? ¿Chupa Chups?

Así estamos, no es una situación muy halagüeña. Podía haberles hablado de la Fashion Week, pero no me apetece. Mi cuota de frivolidad anda estos días por los suelos.