Política
Señor Sánchez, las corbatas también son para el verano
Lo siento, presidente, pero podemos seguir llevando la prenda más elegante de la indumentaria masculina
Dice Pedro Sánchez que una de las mejores maneras para luchar contra la subida del gas es quitarse la corbata. Que viéndolo así, sin un contexto, parece que lo que sucede es que el presidente ha confundido por un momento la corbata con una bufanda. Al parecer, esta prenda de indumentaria que lleva acompañando al hombre desde el siglo XVII, puede ser la lave para conseguir controlar la inflación, que ya saben ustedes que anda un pelín desbocado.
Lo cierto es que el presidentePedro Sánchez no es el primer mandatario que piensa en intervenir la ropa para conseguir un beneficio social. Que se lo pregunten a Leopoldo de Gregorio, el famoso marqués de Esquilache, y la que lió en Madrid por intentar erradicar la capa larga y el chambergo. Así que no estaría de más que el líder socialista haga un poco de memoria y tenga en cuenta experiencias pasadas cuando se trata de intentar condicionar cómo viste la gente.
Quizás, la idea que planteó esta semana también demuestra lo lejos que muchas veces viven los políticos de la sociedad real. Es decir, si una de sus medidas estrellas es dejar la corbata en casa, ¿hace cuánto que no pisa Sánchez una oficina? Porque la corbata lleva ya tiempo siendo una prenda que viene y va. Desde los viernes, en los que en muchos lugares se impone el «Casual Friday», hasta muchos despachos en los que después de la pandemia las normas de indumentaria se han relajado, la propuesta del presidente del Gobierno suena, sobre todo, a antigua. Parece aquel amigo que, en mitad de la conversación, aporta una solución que el resto del grupo ya había comentado hace un rato.
No, señor Sánchez, la solución no parece que esté en la corbata. Y es que son muchos los hombres que lucen corbata sin tener problemas de temperatura. Que se lo digan, por ejemplo, al príncipe Carlos de Inglaterra, que sabe combinar colores y textiles para lograr un «outfit» elegante donde la corbata siempre está presente. O a nuestro Rey, Felipe VI, sin ir más lejos, otro de los Jefes de Estado que sabe manejarse como pocos a la hora de hacerse un nudo al cuello.
Lo que no podemos negar, eso sí, es que la medida puede también solucionar la vida de muchos hombres, haciendo tabla rasa y, en lugar de tener que aprender a hacerse bien el nudo de la corbata, pueden prescindir directamente de ella. Esto, por ejemplo en el Congreso de los Diputados, lo agradecerán muchos, como puede ser su compañero de bancada, el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, que tiene una «relación» complicada con este complemento masculino.
Eso sí, una vez decidamos que la corbata va fuera (si es que queremos hacerlo) toca prestar atención a otros detalles, como pueden ser los cuellos de las camisas. Y es que si pensábamos que la cosa se iba a poner más sencilla, debemos de tener cuidado. No todas las camisas están pensadas para llevar sin corbata. De esta manera, un cuello a la italiana puede no favorecer tanto como nos pensábamos, y habrá que tener también controlado cuantos botones vamos a desabrocharnos, ya que no es lo mismo estar frente al ordenador o en una reunión, que en un chiringuito en la playa.
Tampoco debemos olvidar prestar atención al traje. Sánchez enfoca sus intenciones en la corbata, pero de lo que quizás se olvida es que hay muchos hombres que no tienen trajes de verano e invierno, y ahí es donde radica claramente el calor. No es lo mismo una chaqueta con forro que tanto papel nos hace en invierno, como las más ligeras que podemos llevar en verano y que resultan incluso frescas. ¿Va a asumir Sánchez alguna ayuda para conseguir que los hombres puedan realizar este cambio de armario tan necesario? ¿O nos quedaremos solo en la corbata?
Esquilache partió al destierro tras intentar tocar la capa, a ver qué pasa con la corbata.