Opinión

Los sábados de Lomana: Odiar lo que se amó y amar lo que se odió

“Parece que Íñigo se ha convertido en el ‘’tonto útil’' al que Tamara carga sus desvaríos”

Carmen Lomana
Carmen LomanaCedido por la firma

Hay un asunto, mejor dicho varios, que me tienen descolocada. En realidad no sé si me estoy «rayando» y he perdido mi capacidad de análisis o quizá me he convertido en una «carca» que no comprende algunos códigos modernos. La puesta en escena, y coreografía, que hemos visto en el Colegio Mayor Elías Ahuja me ha dejado «ojiplática». Dicen ellos que es una costumbre abrir las ventanas y gritar a sus vecinas de enfrente «putas ninfómanas», «conejas salid de la madriguera». Las «putas ninfómanas» parecen encantadas y divertidas, y defienden a sus vecinos de puertas enfrentadas diciendo que es una tradición en algunos colegios mayores, siendo esos insultos como gritos salvajes de primates. A partir de ahí empieza la juerga con una dinámica de canciones, que prefiero no conocer la letra dado el vocabulario que emplean para relacionarse. Las chicas del colegio Santa Mónica defienden su participación diciendo que sin ellas no tendría ninguna gracia. Por lo visto les encantan que las llamen de esa forma tan «fina». Ante esto yo prefiero no decir nada porque todo está de más. Esta es la «New Generation» y me dirían: «¿por qué no te callas puta vieja que no entiendes nada?». Desde luego tendrían razón: No entiendo nada. Lo único que me congratula de esta deplorable historia es sacar de quicio a Irene Montero, que se dará cuenta del poco caso que hacen de su verborrea feminista, o al insoportable Pablo Echenique catalogando la escena, ¡cómo no!, de «Performance de cachorros neonazis de Cayetano» a esta panda de gamberros.

De Tamara ya poco queda por decir. Está amortizada en sus «o sea»y tonterías disparatadas cada vez que quiere justificar sus injustificables opiniones vertidas en ese congreso ultracatólico. Para zanjar el asunto ha decidido echar también la culpa al «noviete», diciendo que eso de la puerta del mal y las diferentes sexualidades iba dirigido a su Íñigo, parece que se ha convertido en el «tonto útil» al que cargarle sus desvaríos. Resulta que ahora con estas declaraciones de Tamara vamos a descubrir a un Onieva de género «fluido».

Otro descoloque es que una pareja que me gustaba mucho, y que han vivido estoy segura un gran amor, se moleste conmigo por opinar que no comprendo muy bien por qué ahora están aborreciendo las redes sociales. Por su Instagram nos hemos enterado desde el minuto uno de toda su vida, su cantidad de besos y caricias «tol rato» como decían ellos, convirtiéndolo en su hashtag; hasta vivimos las contracciones y dolores de parto de ella; adoramos sin conocer a su hija Roma, y así seguimos hasta que por el mismo medio llegó el desamor y me sentí muy triste porque siempre pensé que ese amor era inquebrantable. En la vida, cuando ya tienes una edad hay que intentar ser coherente y no odiar lo que te ha hecho famosa, en este caso Instagram, produciendo una enorme fuente de ingresos a Laura Escanes. Cuando eres famoso todo es maravilloso, pero también tiene su lado atroz cuando algo va mal, sintiendo que quieres desaparecer. Quizá debemos poner en práctica algo tan pragmático como «hay que odiar lo que se amó y amar lo que se odió».

Madrid vive intensamente, la ciudad arde y la cultura también. Ayer fue la inauguración de la temporada de zarzuela con una obra espectacular. «Pan y Toros» dirigida por Juan Echanove. Nuestra Zarzuela está en un momento buenísimo. Deberíamos declarar a algo tan nuestro Patrimonio de la Humanidad, porque lo es. La nueva dirección del Teatro no puede ser mejor. Lo que vimos ayer ha superado todo lo visto en la última temporada. No se lo pierdan.