Escándalo
La grave insinuación de Jorge Javier Vázquez sobre Ortega Cano y “la señorita” que quería cobrar
El presentador aseguró que una mujer “se atrincheró” en la casa de La Moraleja después de una fiesta
La situación se complica para Ortega Cano a cada día que pasa. Los ataques que le llegan de parte de Rocío Carrasco y los testimonios que se recogen en “Sálvame” han menoscabado su imagen pública y arrojado sobre él la sombra de la duda en diferentes cuestiones. Primero se dejó caer que había maltratado a Rocío Jurado; después, que había sido infiel a Ana María Aldón con una mujer que responde al nombre de Patricia Donoso; y ahora se ha vertido contra él otra grave insinuación que no hace más que echar por tierra su ya nefasta reputación.
Desde “Sálvame” se abordó el nombre de Juan de la Rosa, el secretario personal de Rocío Jurado con el que, además, estableció una relación de amistad muy estrecha. De hecho, vivía con ella en la casa de La Moraleja, pero terminó abandonando esa vivienda. La razón que dio a la cantante era que necesitaba tranquilidad y reposo para superar el cáncer que atravesaba, pero Lydia Lozano y Jorge Javier Vázquez han apuntado a motivos muy diferentes.
Según el presentador y la periodista, la mano derecha de “La más grande” abandonó la casa porque no aguantaba las fiestas que se organizaban en el chalé cuando la cantante se ausentaba. “La casa se convertía en la más divertida de La Moraleja”, señala Jorge Javier Vázquez, valiéndose de los manidos eufemismos que suelen utilizarse en “Sálvame”. Pero el presentador fue mucho más allá en sus indirectas cuando narró el siguiente episodio:
“En cierta ocasión, una señorita se niega a abandonar la piscina hasta que no cobre. Esto lo veía Juan de la Rosa y dijo: ‘Hasta aquí hemos llegado. No voy a ser cómplice de lo que sucede en esta casa mientras Rocío está fuera’. Una señora se atrincheró en la piscina porque quería cobrar”, reiteró el presentador de “Sálvame”. Jorge Javier Vázquez no aclaró los servicios que, supuestamente, la chica había prestado y cuyo coste exigía, pero ya saben lo que dicen: a buen entendedor, pocas palabras...
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