Separación
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa: los tres motivos de su ruptura
Tras ocho años de relación, la socialité y el escritor han decidido tomar caminos separados, tal y como ella misma ha confirmado
Era junio de 2015 cuando la revista «¡Hola!» confirmó entre sus páginas que Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa habían comenzado una relación sentimental, y, casi ocho años después, ha sido el mismo medio el que ha dado a conocer la sorprendente ruptura. Lo cierto es que los rumores venían sonando con fuerza en los últimos meses, desde que se publicó que el escritor se había mudado de la célebre «Villa Meona» a un céntrico piso en la capital, aunque, poco después, la entonces pareja desmintió las habladurías y los dos se dejaron ver muy unidos en público. Ahora, ha sido la propia «Reina de corazones» quien ha confirmado que su historia de amor ya es cosa del pasado. «Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente. No quiero dar ninguna declaración más y agradezco a los amigos y medios de comunicación que nos ayuden en esta decisión», ha señalado en su revista de cabecera.
El mismo medio desliza que se trata de «una decisión firme y no hay vuelta atrás», y arroja varias razones que habrían motivado la ruptura. Aunque al principio derrochaban amor, el paso del tiempo ha llevado a Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa a perder «la ilusión» de sus primeros años. Las discusiones que se repetían en los últimos tiempos tampoco habrían ayudado a que se den otra oportunidad. Sin embargo, la gota que colmó la paciencia de la madre de Tamara Falcó fue «una escena de celos infundada» que se produjo a mediados de este mes de diciembre y que terminó con la salida del Premio Nobel de Literatura de la casa que se había convertido en su nidito de amor. Como se ha comentado anteriormente, no sería la primera vez que el escritor abandona la vivienda ubicada en Puerta del Hierro para pasar unos días en su piso de la madrileña Puerta del Sol, y la socialité se habría cansado de que esta situación se repita de forma frecuente. «Quiere tener una vida familiar tranquila, sin sobresaltos, sin discusiones ni problemas», apuntan desde «¡Hola!», y estos desaires del que ha sido su pareja no iban en consonancia con el estilo de vida al que ella aspira.
Una versión diferente arroja Alessandro Lequio desde «El programa de Ana Rosa», donde asegura que, «aunque Vargas Llosa está muy bien de salud, es consciente de que la cuenta atrás ha comenzado. Quiere pasar estos años centrándose en su faceta de escritor, no respondiendo a preguntas de la prensa sobre los cuernos de Tamara Falcó».
En cualquier caso, y aunque la decisión se ha tomado de forma meditada, Isabel Preysler hace frente ahora a una etapa complicada en la que la abordan diferentes sentimientos negativos, desde la pena hasta la decepción. Incluso existe cierta preocupación en sus pensamientos, a consecuencia del aluvión de noticias que se avecinan en los próximos días referentes a su sonada separación.
La boda que nunca llegó
Aunque a lo largo de sus muchas entrevistas en su revista favorita han clamado lo mucho que se querían, hubo un importante paso que Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa nunca se animaron a dar, y no sería por falta de interés del escritor. Según confirmó la filipina, él llegó a sugerirle la idea de que pasaran por el altar, pero ella se resistía y no veía la necesidad de oficializar su relación ante los ojos de Dios o de la Justicia, si se hubiese tratado de una ceremonia civil. «Estamos maravillosamente bien como estamos. Somos muy felices así y, por el momento, y a estas alturas de la vida, no vemos la necesidad de cambiar nuestra situación. Mario me ha pedido que me case con él, pero aún no le he respondido. Nada está descartado en nuestro futuro. Todas las opciones son posibles», sentenció Preysler en una de las tantas ocasiones en las que la prensa le preguntaba por unas hipotéticas nupcias.
La realidad es que no lo tuvieron del todo fácil a la hora de darse el «sí, quiero» en los primeros años de su relación. Se debe recordar que sus inicios como pareja estuvieron rodeados de cierta polémica porque se acusó a Vargas Llosa de haber sido infiel a su anterior mujer, Patricia Llosa, con Isabel Preysler. De hecho, fue la propia exesposa del Premio Nobel de Literatura quien, a través de un comunicado, manifestó su sorpresa ante su divorcio y las fotografías que confirmaban la relación entre su todavía marido y la socialité. «Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en una revista del corazón. Hace apenas una semana estuvimos con toda la familia en Nueva York celebrando nuestros 50 años de casados y la entrega del doctorado de la Universidad de Princeton. Les rogamos respetar nuestra privacidad», señaló visiblemente molesta.
Así las cosas, el divorcio entre Patricia y Mario no llegó de forma oficial hasta tres años más tarde, en 2018, pero ni siquiera entonces Isabel Preysler valoró casarse con el escritor.
Las nuevas solteras de oro
Isabel Preysler se une así al club de las solteras de oro de la jet set, al que su hija Tamara Falcó también se adhirió recientemente. A finales de este verano, se filtró un vídeo en el que Íñigo Onieva aparecía besando a otra mujer durante un festival de música, solo un día después de anunciarse su compromiso con la marquesa de Griñón. Ella, que «para los cuernos soy muy cuadriculada», descartó perdonar al que hasta entonces parecía el hombre de su vida, y algunas voces aseguran que ya ha pasado página de la mano de Hugo Arévalo, un viejo amigo que ahora se habría convertido en algo más. Está por ver si Preysler sigue el ejemplo de su hija. El clan Preysler más «on fire» que nunca.
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