Aniversario
30 años sin desayunos con diamantes: Audrey Hepburn, el legado eterno de una estrella
Tal día como hoy perdió la vida la mítica actriz, que sigue siendo una de las más célebres de la industria del celuloide
Audrey Hepburn murió el 20 de enero de 1993, pero su luz sigue brillando. Treinta años después de su fallecimiento, la icónica actriz sigue siendo recordada como uno de los rostros más destacados del cine los años 50 y 60, aunque no es su legado en el séptimo arte el único por el que todavía se la recuerda. Películas como “Vacaciones en Roma” (William Wyler, 1953) o “Desayuno con diamantes” (Blake Edwards, 1961) la llevaron a convertirse en un referente de estilo mundial y un ejemplo a seguir para millones de mujeres en todo el planeta.
Aunque actuar era una de sus grandes pasiones, Audrey Hepburn pasó sus últimos años alejada de la industria del celuloide. Prefirió centrar sus esfuerzos en la importante labor humanitaria que desarrolló al lado de Unicef y en disfrutar de su tiempo libre junto a su gran amor, Robert Wolders, que le llegó tras dos matrimonios fallidos, con Mel Ferrer y Andrea Dotti, de quienes se divorció en 1968 y 1982, respectivamente.
Un año antes de su muerte, la propia Audrey Hepburn vaticinó que su final estaba cerca. Durante una tormenta, uno de los árboles de su casa en Suiza fue derribado a consecuencia del viento, y cuando la actriz se acercó a comprobar los daños, expresó ante su jardinero: “Yo soy la siguiente”. Por desgracia, su premonición se hizo realidad antes de lo previsto.
Lo cierto es que su cuerpo ya le dio un serio aviso durante un viaje a Somalia con una amiga. Audrey Hepburn empezó a sentir un fuerte dolor de estómago y lo achacó a las pastillas que debían tomar para prevenir la malaria, pero no era así... Poco después, se le diagnosticó un cáncer del que fue operada, para extirparle el tumor y parte del colón. A partir de ese momento, su salud se vio muy perjudicada.
Audrey Hepburn sabía que las de 1992 serían sus últimas Navidades, y aunque se encontraba muy delicada, decidió que quería pasarla en Suiza con sus familiares, amigos y demás seres queridos. El traslado desde Estados Unidos era sumamente peligroso, pero su íntimo amigo, el diseñador Hubert de Givenchy logró lo imposible.
Consiguió medicalizar un avión privado para atender todas las necesidades de Hepburn, y se ordenó a los pilotos que descendieran muy lentamente para que el cambio de presión fuera muy progresivo y no afectara a la salud de la actriz. Por fortuna, Audrey hizo realidad su última voluntad y pasó la Navidad con sus más allegados. Cuentan que fue la mejor de su vida, y menos de un mes después falleció en Suiza rodeada de sus seres queridos.
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