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Carolina Sánchez de Movellán, la aristócrata que viste de cuero hasta lo impensable

Hija del marqués de Movellán, sus obras de artesanía han cautivado incluso a Gwyneth Paltrow

Carolina Sánchez de Movellán y su marido, el empresario Carlos Ortiz de Zúñiga
Carolina Sánchez de Movellán y su marido, el empresario Carlos Ortiz de ZúñigaCortesía

Por oficio, Carolina Sánchez de Movellán es talabartera, que es como se conoce a quienes trabajan el cuero; por pedigrí, le corresponde la condición de aristócrata. Es hija del carismático marqués de Movellán, rebautizado por el abuelo como Neluco, uno de los personajes literarios del escritor y amigo de la familia José María de Pereda. Definir el arte tan personal que ha creado exige conocerla un poco más. Y por eso recibe a LA RAZÓN desde Comillas (Santander), la tierra familiar que su padre, motero, recorría en una BMW que, según nos confiesa, de buena gana habría forrado en cuero.

No es una locura. Si lo fuera, bendita locura. Por si hay alguna duda, Carolina no se ha sumado a la fiebre del cuero para vestirnos de pies a cabeza. Lo suyo es otra cosa. Igual forra un taburete que una carretilla, una bandeja, un Citröen 2CV o una bicicleta. Precisamente este vehículo de dos ruedas es el que llamó la atención de Gwyneth Paltrow cuando paseaba por la feria parisina Maison & Objet en septiembre de 2017. “Me sorprendió encontrarla allí -recuerda- y me comentó, en perfecto español, que esa misma semana se celebraba la Semana de la Moda en París. De vuelta a su casa de Montecito (California), comentó en su blog Goop que recorrería el mundo en la bicicleta forrada en cuero de Sol & Luna (su firma) y mencionó el stand como de uno de sus cinco favoritos”.

El buen gusto de la actriz, patente en su hogar de Montecito, fue suficiente para que llegase una avalancha de pedidos y mensajes de toda la costa norteamericana. Evidentemente, lo de forrar es solo un decir y el éxito inesperado implicaba para Sol & Luna un gran desafío. “Detrás de cada pieza hay un fascinante trabajo artesanal del cuero que remato dándole un diseño muy contemporáneo. De manera que cada obra es única y tan diferente a todas las demás que podrían llevar nombre y apellidos”. Se refiere a cada uno de los 40 artesanos que trabajan con ella en Tobatí, un pueblo a una hora de Asunción, la capital de Paraguay.

Carolina Sánchez de Movellán
Carolina Sánchez de Movellán Cortesía

Ahí es donde descubrió Carolina el saber ancestral de esta gente y el lugar donde realmente arranca la historia artística de Sol & Luna. Incluso podría ponerle el punto romántico al contarnos que fue su marido, el empresario Carlos Ortiz de Zúñiga, el primero que viajó, junto a su socio, a esta tierra. “En 1998, le ofrecieron la compra de una estancia en el Chaco de Paraguayo para la cría y engorde de ganado. Cuando yo llegué, me fijé en el cuero que cubría de forma tan original los termos donde tomaban tereré, una bebida hecha con yerba mate. Entonces me interesé por su trabajo y me pareció emocionante”.

Decidida a convertir el cuero en santo y seña de su vida, Carolina, que estudió Periodismo y se dedicaba a la comunicación corporativa, dio un giro radical a su vida: “Empecé a forrar termos y continué con asientos de autobús El mundo de las sillas nos dio el empujón definitivo para creer en una artesanía de lujo que trata el cuero de forma natural y sostenible, que deja que exprese sus imperfecciones y las marcas del animal. Estos artesanos tienen, además, como otro de sus distintivos el punto de cruz paraguayo, un bordado que forma diseños maravillosos a partir de pequeñas cruces”.

Su forma de dar otra vida al cuero no pasa desapercibida para los grandes interioristas. Lázaro Rosa-Violán, considerado un auténtico arqueólogo urbano en su búsqueda de estilos, fue el primero que captó la singularidad de las piezas creadas por Carolina y las incluyó en sus proyectos. Cada vez que un profesional cae en el hechizo de su arte, ella da un nuevo impulso a su mente inventora. “Con el escultor Felipao forré una menina y con el diseñador de muebles Pepe Andreu, un galán de noche. También he trabajado con Inés Benavides, en sus famosos Cubb’s de escultura, y con la cerámica de Guille García Hoz. El mayor encanto es que, a partir de algo que parece devaluado, como es la tradición artesanal, conseguimos darle, gracias al diseño, un aire totalmente contemporáneo e inesperado”.

Carolina Sánchez de Movellán y su marido, el empresario Carlos Ortiz de Zúñiga
Carolina Sánchez de Movellán y su marido, el empresario Carlos Ortiz de ZúñigaCortesía

Lo curioso es que Carolina nunca se consideró especialmente creativa ni emprendedora, aunque admite que en su carácter entusiasta habrá influido la herencia vital de su padre, un hombre que, al recibir la extremaunción, exclamó: ¡Qué maravilla, Dios mío, qué maravilla! Esta anécdota la recoge una esquela publicada en El diario montañés en 2011, con motivo del fallecimiento del marqués. Su autora le describía como “un hombre con aire de galán de Hollywood, hermosa cabeza de senador romano y profundo respeto al ser humano. Encumbrado o humilde”. En esto último se reconoce su hija. También en su forma de hablar, su exquisito gusto, su búsqueda de la belleza a partir de lo natural y el trato con la gente sencilla. Por eso permitió que los artesanos de Tobatí le tocasen el corazón y se siente agradecida de que, más allá de sus conocimientos, le hayan transmitido que cada pieza deba hacerse “despacito y con amor”.

Toda la familia subida al mismo carro (de cuero)

Para este matrimonio de emprendedores, padres de cuatro hijos, el trabajo en cuero es un quinto vástago cuya crianza ocupa a toda la familia desde los principios de sostenibilidad, creatividad y respeto por la materia prima. Carolina Sánchez de Movellán pone la emoción; su marido, el empresario Carlos Ortiz de Zúñiga, la razón. Los hijos, aunque han emprendido sus propias carreras, están igualmente involucrados. Cada uno a su manera y cualquier mano se queda escasa en un negocio que en pocos años ha conseguido proyección internacional, colaboración con numerosas marcas y pedidos que no dejan de crecer, bien a través de su web o desde su tienda en el corazón de Madrid. Siempre persiguiendo el sueño de forrar en cuero hasta lo inimaginable.