Repaso

La crónica de Marta Robles: No manoseen la violencia machista, no utilicen a las mujeres

Mientras Sánchez va de programa en programa, toda la izquierda denuncia la violencia machista y los pactos. ¡Qué frágil es la memoria! Lean, lean...

Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados.
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados.Alberto R. RoldánLa Razón

Lunes

Sánchez comparece a la entrevista en Onda Cero con Carlos Alsina, que ya le tenía ganas después de años de negativa. La cosa empieza con dos preguntas. ¿Cuándo usted se mira en el espejo qué ve? ¿Por qué nos ha mentido tanto? Boooomba… Pues bueno, Sánchez no salió mal de la conversación. Como dice el propio Alsina, «él es capaz de reinventarse cuantas veces haga falta». Ahora toca repudiar a Irene Montero, pues se hace, negar a Bildu, pues se niega, acusar a la derecha política y mediática, pues a por ellos, quejarse de que no hay medios de izquierdas, pues se queja uno… Lo que haga falta.

De hecho, sabiendo que ahora en la calle las cosas no le van muy bien, Pedro ha decidido explotar su atractivo y simpatía yendo a todos los programas: «Más de uno», Wyoming, «El hormiguero» (al que irá varios días, ¡madre mía como salga Irene en la conversación, después de haber llamado machista a Motos en sus campañas, ahora que no la quieren ni en Sumar!)... Y en cuanto sea posible ¡cara a cara con Feijóo! No se le puede negar voluntad ni en los tiempos donde las encuestas vaticinan que casi no le queda oxígeno.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el periodista Carlos Alsina
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el periodista Carlos AlsinaOnda Cero

Martes

Y hablando de oxígeno, el martes andábamos todos pendientes de la expedición «científica» del batiscafo OceanGate. No les mantendré en vilo, porque dos días después supimos que es muy probable que el sumergible implosionara el domingo, cuando la Marina estadounidense escuchó un sonido determinante. Muchos expertos dicen que esa nave no habría pasado ni medio control, pero los multimillonarios quieren emociones fuertes y se las pueden pagar, así que…

Eso sí, como los riesgos e incluso las tragedias van incluidos en este tipo de aventuras, deberían aceptar que, si algo sucede, tendrán que correr ellos con los gastos de su rescate para que no que sea el mismo medio mundo capaz de permanecer impasible e incluso no socorrer a millones de personas desesperadas que se juegan la vida (y tantas veces la pierden) en el océano quien lo haga.

Miércoles

El patio electoral «on fire». Me repugna que todo valga en campaña y que todo se utilice, empezando, cómo no, por la violencia machista. Un tema demasiado serio como para que lo manoseen los políticos. Que Feijóo exponga los argumentos que le dieron para que Flores entrara en el gobierno de Valencia y se refiera a un «divorcio duro y a un abuso verbal» (tan grave como la violencia física) que el PP no aceptó, no es blanquear nada. Claro que hay divorcios duros, blandos, amistosos o de guerra de trincheras, y ninguno justifica la violencia machista, por supuesto. Que toda la izquierda le señale, que Yolanda Díaz afirme que dijo «como que es normal que un hombre maltrate a una mujer sencillamente porque se está divorciando», huele.

¿Qué fue de los: «La azotaría hasta sangrar» (a Mariló Montero), «despierta miradas lujuriosas» (Rita Maestre), «la menina» (Soraya Sáenz de Santamaría), etcétera, de un Iglesias que llegó a vicepresidente? Aquí vale todo por un puñado de votos. Miren, hagan pactos de Estado, eduquen, intenten una estrategia común para reducir esta lacra, pero no lo utilicen todo. No utilicen a las mujeres. Y, si lo hacen, juéguense un gobierno, como María Guardiola en Extremadura por negarle la entrada a Vox con el respaldo de Génova, por cierto.

Jueves

Las relaciones entre EEUU y China están más tensas que nunca. Biden, tras derribar un globo de ese país, según él lleno de herramientas para recoger comunicaciones electrónicas (para espiar, vamos), manda a su secretario de Estado, Antony Blinken, para que hable con Xi Ping y rebajar las tensiones. Bien… Pero cuando parece que la visita provoca buena disposición, ¿qué hace Biden? Va y recuerda el tema del globo y llama dictador a Xi Ping. Y, claro, él se rebota y dice: «Es irresponsable y una distorsión de los hechos que viola la dignidad política de China». A los dictadores no les gusta que les digan que lo son ni aunque lo sean. ¿Acaso no lo sabe Biden o es sólo que está muy mayor? (No se me echen encima, que hay quien está mayor a los 25 y ancianos centenarios mucho más jóvenes que mis hijos)

President Joe Biden speaks during the White House Correspondents' Association dinner at the Washington Hilton in Washington, Saturday, April 29, 2023.
President Joe Biden speaks during the White House Correspondents' Association dinner at the Washington Hilton in Washington, Saturday, April 29, 2023. Carolyn KasterAgencia AP

Viernes

Marta Fernández (VOX), presidenta de las Cortes aragonesas con los votos de su partido y el PP. Pues sí. Está claro que el PP hará concesiones. Máxime si quiere evitar pactar gobiernos como el de Valencia. VOX existe porque los electores quieren. Como Podemos. O Bildu. Le guste más o menos a unos u otros. Y si las derechas o izquierdas censuran que se gobierne con extremos o independentistas, que se abstengan y que gobierne el más votado. ¿A que no hay narices?