Opinión

El diario de Amilibia: ¿Nucleares? No en mi casa (Teresa Ribera)

"Han ganado la industria nuclear y Francia, que seguirá construyendo centrales para vendernos la electricidad que tan cara le pagamos"

La ministra Teresa Ribera en una foto de archivo
La ministra Teresa Ribera en una foto de archivoEP

Leo: «Euforia francesa con Teresa Ribera: lo nuclear gana». Carlos Segovia dixit. La misma Teresa Ribera, vice tercera, que se niega a extender en España la vida de sus centrales nucleares, ha firmado en la UE un acuerdo para que otros países puedan hacerlo con subvenciones. Incluso podrán construir centrales nuevas. Es como si dijera «centrales nucleares sí, pero no en mi casa». Debería lucir la frase en una camiseta. Han ganado la industria nuclear y Francia, que seguirá construyendo centrales para vendernos la electricidad que tan cara le pagamos.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (i), y la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera (d)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (i), y la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera (d)EfeAgencia EFE

Cuentan las lenguas viperinas que Macron está muy dispuesto a conceder a nuestra Teresa la Legión de Honor. Es su nueva santa Teresita de Lisieux. La Marianne de lo nuclear con acento español. La cosa tiene antecedentes: hace no mucho, Nadia Calviño, vice primera, también se convirtió en pronuclear para que Francia la apoyara en su entonces irresistible ascensión a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones. Ahora hay dudas de si la con seguirá, por lo que es posible que mañana vuelva a ser antinuclear. Qué maravilla de ejercicios malabares: las vices del Gobierno español pueden ser, más o menos a la vez, pronucleares fuera y antinucleares dentro, como Él puede ser antiterrorista fuera y amigo de Bildu dentro, antiseparatista fuera y socio de Puchi dentro, constitucionalista fuera y partidario de la amnistía dentro. No hay circo en Europa que pueda superarnos, y todo, o en parte, gracias a nuestras vices viceversas, vicetiples del Moulin Rouge político.

Estuve en el Folies Bergère cuando los carteles con el culo de Norma Duval calentaban París de Montmatre a la Bastille. No creo que la Ribera despierte un entusiasmo erótico-festivo similar, pero lo suyo también ha sido un bombazo. Nuclear, claro.