Arte y figura
Hubertus Hohenlohe, aristócrata y artista: "Mi padre creó la Marbella glamurosa y Gil la destruyó"
El hijo de Ira de Fürstenberg aprovecha la inauguración de su última exposición para hablarnos de la cultura marbellí. Nos descartaría presentar candidatura a la alcaldía
Sus padres eran príncipes, pero Hubertus ha querido ser más que eso. El "bon vivant" de los Hohenlohe vuelve con todo su arte a la "Ciudad del Canto sin dueño" con una exposición que tambalea los cimientos de su obra "Peinture Trouvée", su muestra abstracta más personal sobre la belleza encontrada y la poesía de lo olvidado. "Esta vez he querido buscar la belleza en los sitios más remotos, desde una fábrica de desguaces a un paraje de África. Esta muestra es una inmersión poética en lo accidental: una celebración visual de la belleza que surge de lo olvidado, lo descartado y lo inadvertido".
A través de una serie de fotografías de gran formato, Hohenlohe convierte objetos comunes -papeles arrugados, tejidos abandonados, pigmentos secos- en obras de sorprendente riqueza visual. Inspirado por el concepto "Objet Trouvé", revela un universo en el que la pintura no se crea, sino que se encuentra, guiada por el azar, el tiempo y el abandono. Estas imágenes, llenas de textura, color y forma, borran los límites entre fotografía, pintura y escultura.
Warhol me llamaba "euro trash"
El principal impulsor artístico de Hubertus fue Warhol. "Él siempre me decía que yo era euro trash (basura europea), expresión de los ingleses que tienen manía a los europeos. Pero todo se lo perdonaba porque él me lo enseñó todo. Conocí a Andy Warhol, en su Factory, donde me sacó mil fotos y ocho páginas. Así rezaba: El príncipe fresco está en la ciudad. Yo tenía veintitantos años y me dijo que si quería ser artista, aunque fuera príncipe, lo hiciera. Me ayudó mucho a conseguir mis sueños".
Y aunque desde esta anécdota ya ha llovido, Hubertus se sigue preguntando dónde se esconde la belleza, qué pasa cuando dejamos de perseguir la perfección y comenzamos a ver lo estético en lo que el mundo que hemos dejado atrás. "Quiero enseñar que en Marbella algunos hacemos cultura y cómo crece este movimiento de arte, no solo el de los eventos frívolos. Una silla y un libro en la misma sala puede decirlo todo".
Hubertus Hohenlohe es todo menos un personaje convencional. Descrito como "deportista, trotamundos y aristócrata", su carrera abarca disciplinas tan diversas como la fotografía, el diseño, la performance y ahora la música. Su trayectoria ha estado marcada por una mirada curiosa e irreverente a la vez que profundamente estética. "Mi madre, Ira von Fürstengerg, fue mi fan. Me apoyó hasta el último momento. Por eso, todo lo que hago es un homenaje a ella. Ahora estamos remodelando el palacio de Pinto Coelho de Madrid, donde viviremos temporadas, porque ahí está también toda su energía".
Un alcalde para la Marbella menos dorada
¿Se presentaría para alcalde de Marbella? "Pregúntamelo en julio". El aristócrata nunca descarta nada, y ahora en Marbella, en cualquier foro de los que se presentan libros o series de su época dorada le preguntan si se presentaría con alguna formación política para representar aquella Marbella que tanto relumbre le dio su familia. El siempre echa balones fuera, pero sin descartar nada. "Solo se descartan las cosas cuando uno está muerto. La clave está en vivirlo todo, como decía Rilke. De lo que hizo mi padre en Marbella, desgraciadamente, queda poco".
De momento, el noble ahí sigue con su promoción de la canción "Puente de Ronda", que define como "una declaración de amor a la ciudad. La mezcla es explosiva porque es un gran collage: Un aristócrata, un cantaor sobrino del Cigala, un guitarrista de Las Tres Mil, una percusionista cubana, un torero... El videoclip es un cóctel auténtico de emociones". Corazón "partío": en Ronda, su música; en Marbella, su arte. Y como él mismo sigue parafraseando: "Mi padre creó la Marbella glamurosa y Gil la destrozó. Solo hay que ver una foto de uno y de otro. Habrá que ponerle remedio. Punto y aparte".