Negocios
El imperio pinchi-pinchi de Carla Barber, gurú del antienvejecimiento
Dicen las malas lenguas que un millonario cerró Versalles para que pudiera visitarlo con tranquilidad. El imperio estético de la canaria supera los diez millones de euros
Si hubiese que definir con una palabra la carrera profesional de Carla Barber sería: éxito. Tras unos inicios en los que coqueteó con la fama participando en la edición de «Supervivientes 2016», Barber dejó atrás su etapa televisiva y aparcó su carrera como modelo (fue Miss España 2015) para centrarse en su carrera como médico estético. Y no se arrepiente. Tras unos inicios al lado del que fuera su primer marido, el cirujano plástico Camilo Esquivel, Carla montó por su cuenta su negocio de estética convirtiéndose, poco a poco, en la gurú del «pinchi pinchi» (término usado por ella) de la jet madrileña. Su clientela, hoy, es solo comparable con el ajetreado ritmo de vida que lleva y el número de ceros de su cuenta corriente. «Yo pago como empresa y como persona física. Mucho, mucho. En 2023 pagué más de un millón de euros», reconocía Barber en una entrevista para el podcast «Poco se habla», de Xuxo Jones y Ana Brito. Su clínica, un exclusivo palacete en la colonia de El Viso, es el nuevo refugio de los famosos patrios para combatir el paso del tiempo.
Mientras el triunfo preside su vida profesional, su vida personal camina por otros derroteros. Barber es madre de dos niños, Bastian (3) y Bosco (2), nacidos de su relación con Joseph, un restaurador francés con el que rompió estando embarazada de su segundo hijo. Carla, que reconocía haberse «equivocado al escogerle», contaba su dura experiencia tras quedarse embarazada sólo 6 meses después de haber sido madre: «Yo estaba de cuatro meses, mi hijo tenía seis meses y decidí separarme. Me vi sola», recordaba. Su familia, su tabla de salvación en los malos momentos, fue clave en todo el proceso.
Su apego por la familia también tiene reflejo en los negocios. En 2019 Carla Barber montó Carla Secret SL, la empresa que a través de la que gestiona sus negocios de remodelación estética. La empresa, bajo la que se oculta el nombre comercial «Carla Secrets», estaba dedicada formalmente a la «compraventa de productos de cosmética de todo tipo, belleza, farmacéuticos y sanitarios», así como a la administración de sociedades mercantiles. Con el paso de los años, Barber ha ido delegando responsabilidad en su familia, hasta el punto de que en diciembre de 2023 la joven puso a su hermana Claudia al frente de la misma. No fue el único cambio. La joven doctora también colocó a su madre en el organigrama directivo de la clínica, que a partir de ese momento se convertiría en «administrador suplente», garantizando el funcionamiento de la empresa en caso de imprevistos.
Los cambios no le han ido nada mal. Sus números marcan récords, año tras año, como atestigua su último balance de cuentas del año 2023 presentado ante el Registro Mercantil. En él, Carla consiguió pulverizar sus propios registros de facturación, con unas ventas antes de impuestos de 1,76 millones de euros, mejorando incluso las del año 2021, donde había tocado techo de ingresos, con 1,6 millones de euros vendidos. La joven gurú de la jet madrileña ha hecho del «well aging», y los tratamientos de remodelación facial una forma millonaria de ganar dinero, que destacan por sus beneficios, que en 2023 fueron de 500.478 euros. El crecimiento de la empresa es, además, constante. Carla Secret declaró tener activos acumulados de los últimos años por valor de 2,8 millones de euros.
Palacete «premium»
Buena parte de los mismos, la Miss España 2015 los ha reinvertido en el negocio. En primer lugar en el palacete del madrileño barrio de El Viso, al que se mudó en 2019. La idea era crecer y qué mejor manera que hacerlo que en un entorno premium con un espacio exclusivo de 600 metros cuadrados para atender a los casi 2.000 pacientes mensuales. Barber se hizo con el emplazamiento que siempre había soñado. Un palacete de cuatro plantas en la calle Joaquín Costa donde, además de las consultas, instaló un «call center» para su clínica.
La mudanza a la nueva ubicación la hizo coincidiendo con el lanzamiento de un departamento de dermatología, con venta de firmas cosméticas y una tienda online, donde introdujo un revolucionario tratamiento de diagnóstico remoto de pacientes. Toda una innovación en el sector que ampliaba la clientela potencial, hasta entonces 100% presencial. Para ello también fundó Hokulani Sociedad Limitada, en este caso encaminada a la comercialización de productos «estéticos y de belleza en general». La sociedad, radicada en Valencia y administrada por su madre, es propiedad de Clínicas Barber SL, la sociedad matriz de la que nacen todas sus iniciativas empresariales. Como ocurre con casi todo lo que toca, la empresa registra guarismos de siete cifras. En 2022, el último dato contable disponible, Hokulani facturó 1,2 millones de euros. El último emprendimiento de Barber data de este mismo año y no tiene nada que ver con la medicina estética. En enero montó Totenova Corporate SL, una empresa dedicada a la compraventa e intermediación de toda clase de fincas rústicas y urbanas y la promoción inmobiliaria. La sociedad, registrada en el madrileño Paseo de Eduardo dato, está administrada por Barber, y apoderada por su madre, Rosa.
Romanones y su casa de más de 5 millones
El negocio de la estética le ha llevado a disfrutar una vida de lujos. «Trabajo mucho, invierto bien y no malgasto. La compra de esta casa fue una decisión emocional no económica», asegura. Fruto de esa filosofía vital la médico estética compró en 2022 el antiguo palacete que en su día perteneció al Conde de Romanones, en la urbanización de La Florida, en Madrid. Un capricho con historia. La vivienda fue trasladada hasta allí, piedra a piedra, desde su anterior ubicación, en el Paseo de la Castellana. Instalada en una parcela de 3.000 metros cuadrados, Barber pagó por ella 2 millones de euros y la reformó por completo. La casa tiene 5 habitaciones de 120 metros cuadrados cada una y 8 baños, con acabados en mármol, piscina y todos los lujos. Pese a la inversión, la joven no terminó nunca de sentirse cómoda en la vivienda, hasta el punto que llegó a ponerla en venta para deshacerse de ella. Carla, de hecho, estuvo a punto de venderla tras recibir por ella una oferta de 5,5 millones de euros. Tras meditarlo mucho Barber se echó para atrás el mismo día de la firma ante notario. Hoy, la fabulosa propiedad se mantiene como un refugio ocasional y un recordatorio constante de lo lejos que ha llegado por sí misma.