Estoy totalmente abducida por el Vaticano y creo que también por el Espíritu Santo. Estoy leyendo un libro sobre los Papas, cuyo nombre es ese, «Papas», y pegada a todas las noticias desde que empezó el cónclave, quizá siguiendo la inercia de esa película maravillosa con el mismo nombre que ahora he revivido en vivo y en directo. El nombramiento como nuevo obispo de Roma y Papa de la Cristiandad de Robert Prevost nos ha sorprendido y, en mi caso, llenado de alegría. Norteamericano de nacimiento, nacido en un barrio bastante marginal de la ciudad de Chicago, su padre es de origen italiano-francés y su madre, hija de inmigrantes españoles, una mujer muy unida a la iglesia de su parroquia, en la cual trabajaba y cantaba en el coro. Me gusta mucho este Papa y les voy a decir por qué. Elegir el nombre de León XIV me parece muy significativo, ya que el antecesor con ese nombre, León XIII, escribió la primera encíclica sobre la doctrina social de la Iglesia. Se le considera el iniciador de la doctrina social tal como se concibe actualmente con la publicación de la encíclica «Rerum» novarum. En un momento en el que Occidente estaba en plena revolución industrial, es interesante que nuestro actual Pontífice haya elegido este nombre que no se había vuelto a usar desde que León XIII falleciese en 1903. Me gustó muchísimo que volviese a la tradición y a los gestos en los rituales, tan importantes como fue presentarse en el balcón vestido de Papa, con la muceta roja y la estola de los apóstoles. Toda la ropa que lleva tiene un significado, de la misma forma que llevar zapatos rojos significa la sangre derramada por los mártires. En mi opinión es absurdo y no tiene nada que ver ir con zapatos negros y rotos para demostrar pobreza. Otro atributo de León XIV es que bendice fenomenal y tiene una paz y una dulzura en su rostro que da gusto verlo. Es un hombre cultísimo, habla seis idiomas, sensible, pudo verse cómo se emocionó ante los cientos de personas que acudieron a felicitarle. Creo que será León XIV «Conciliador» y no olvidemos que vuelve la tiara al escudo papal, en mi opinión, como debe ser. También me parece muy lógico que vuelva a residir en el Palacio Apostólico, la residencia tradicional del Papa, que sigue siendo un símbolo de la autoridad y del poder papal. Es mucho más sencillo garantizar la seguridad del Pontífice sin tener que trasladar esa seguridad a la residencia de Santa Marta muchísimo más complicada y costosa. Hay otra acción de Prevost que me pareció preciosa. Durante la pandemia de covid en Chiclayo (Perú) ,donde impartió su misión apostólica, recorrió las calles desiertas bendiciéndolas con el Santísimo. Enhorabuena a todos los católicos y al mundo por nuestro nuevo Pontífice León XIV. Que Dios lo bendiga y le dé templanza y fuerza para lo que se tiene que enfrentar.