Conmoción
La "vidente" Michu no supo vaticinar su propia muerte
A la joven, fallecida el lunes, le gustaba echar las cartas y le habría gustado dedicarse profesionalmente al tarot
Una de las mayores aficiones de Michu, expareja de José Fernando Ortega, fallecida el pasado lunes, era echar las cartas del tarot. Tal y como confesó hace año y medio a LA RAZÓN, quería dedicarse profesionalmente a la faceta del vaticinio, pero se ve que no supo adivinar que moriría tan joven.
Una fuente de su entorno nos desvela que "le gustaba montar sesiones con su familia, echar las cartas a los suyos, y lo hacía muy bien, acertaba en muchos de sus vaticinios. Pero, al igual que le ocurre a muchos profesionales de este campo, se mostraba remisa a someterse ella misma a esta práctica".
Entre sus esotéricos servicios también se incluían la limpieza de las energías negativas, el desbloqueo de los chakras y la realización de rituales para atraer la riqueza o el amor. Si en lo primero no tuvo suerte en la vida, vivía al día y con una economía poco boyante, en lo segundo, según dicen, había encontrado de nuevo el amor al lado de un hombre residente en Arcos de la Frontera, la misma localidad en la que Michu tenía su casa. Allí compartía momentos felices con Maria del Rocío, su hija de ocho años, quien, desgraciadamente, descubrió a su madre sin vida tumbada en la cama tras sufrir un grave problema coronario.
El futuro de la pequeña Rocío
La niña, aunque no la conoció, admiraba profundamente a su abuela paterna, la recordada Rocío Jurado. Se sabe sus canciones más emblemáticas y parece ser que tiene alma de artista.
Hoy, sus dos familias, la materna y la paterna, quieren hacerse cargo de la pequeña. Los más agoreros vaticinan que se presenta una fuerte lucha en los tribunales por la custodia de la menor. Michu, dicen, quería que, si a ella le ocurría algo, María del Rocío quedara en manos de su abuelo paterno, José Ortega Cano,