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Olvido Hormigos revive la pesadilla de su vídeo sexual: “Quizás si me hubiera tomado un bote de pastillas...”

La ex concejala de Los Yébenes, cuyo caso provocó una reforma del Código Penal, habla para LA RAZÓN tras el suicidio de Verónica, la trabajadora de Iveco: “La jueza no vio que se hubiera violado mi intimidad”

Olvido Hormigos está alejada por completo de la vida pública / Gtres
Olvido Hormigos está alejada por completo de la vida pública / Gtreslarazon

La ex concejala de Los Yébenes, cuyo caso provocó una reforma del Código Penal, habla para LA RAZÓN tras el suicidio de Verónica, la trabajadora de Iveco: “La jueza no vio que se hubiera violado mi intimidad”.

«Ella estaba muy mal y muy triste cuando se enteró de que se estaba difundiendo el vídeo. Era una chica buenísima, contenta y siempre muy positiva. Nos enseñaba siempre fotos de sus niños. Lo que no entiendo es cómo la gente lo ha ido compartiendo. Se han perdido los valores y la palabra, aunque los compañeros que lo hicieron pensaban que era una broma y que no hacían tanto daño». Cinco días después del suicidio de Verónica (32), la trabajadora de Iveco cuyo vídeo erótico había visionado el 80 por ciento de su empresa, muchos de estos compañeros lamentan su trágico e inesperado desenlace.

La empleada, que trabajaba de carretillera en la fábrica de camiones CNH industrial en San Fernando de Henares (Madrid), estaba casada y era madre de dos hijos, de nueve meses y cuatro años. Llevaba cinco aguantando la mofa y las miradas por una grabación sexual destinada a una ex pareja con la que, según las primeras hipótesis, ahora se negaba a regresar y que podría haberse vengado esparciendo su intimidad en los últimos días de mayo. Y el sábado 25 ella ya no aguantó más. Olvido Hormigos (48) atravesó por el mismo calvario hace casi ocho años, en agosto de 2012, tras la difusión de un vídeo sexual cuando era concejala socialista de Los Yébenes (Toledo). Pese al tiempo transcurrido, las heridas siguen abiertas y este fatídico suceso resucita su dolor: «No quiero recordar toda esa porquería porque lo revivo de nuevo

–me responde entre la rabia y la conmoción–. Ahora estoy estudiando para unas oposiciones y estoy totalmente alejada de los medios». Sin embargo, casi al instante, implora este deseo: «Me hubiera encantado que esta chica me hubiera llamado. Ojalá lo hubiera hecho». Hormigos, que tiene la carrera de Magisterio, está muy impresionada. Tras un largo silencio, vuelve a brotar su sufrimiento: «Yo te puedo decir que me he metido en la cama y he pensado que ojalá no amaneciera al día siguiente. Por la calle aguantaba las apariencias pero dentro de mi casa también me quería morir. En este momento te hacen sentir que eres una basura, como si hubieras matado a alguien. Te llegas a creer los insultos que recibes. Sientes vergüenza por ti y por tu familia y más en un pueblo. Iba por la calle y no podía mirar a la gente a los ojos». Frente al apoyo incondicional que ha recibido Verónica tras su muerte, con mensajes de solidaridad para su familia de Malú o Cristina Pedroche, Hormigos, que dimitió de su cargo siete meses después del escándalo, fue insultada y abucheada en su pueblo. Y la justicia también la despreció.

Hacer frente y seguir con vida

El juzgado de Primera Instancia número 1 de Orgaz (Toledo) archivó en 2013 las actuaciones contra los dos imputados, C.S.R, un futbolista, amigo íntimo de Olvido, acusado de la difusión del vídeo, y el alcalde del PP de la localidad, Pedro Acebedo. «La jueza no apreció que se hubiera violado mi intimidad. Quizá si yo me hubiera tomado un bote de pastillas, pero he sido fuerte. Tuve que ir a una psicóloga, por supuesto, pero ella me dijo que no me podía ayudar porque lo estaba haciendo muy bien.Ser valiente, afrontar lo ocurrido. Hacerle frente y seguir con mi vida». En el momento que se juzgaron aquellos hechos, acaecidos en agosto de 2012, para que un hecho así fuese delito se establecía que hubiera robo o apropiación ilícita de los datos íntimos. Hormigos, ya casada con Jesús Atahonero y con dos hijos, había mandado el vídeo de forma voluntaria a su amigo y eso le penalizó. Sin embargo, dos años después del archivo, en 2105, el Código Penal incluyó como delito la difusión no autorizada de imágenes o grabaciones íntimas. El ministro de Justicia era Alberto Ruiz Gallardón (PP) y lo llamaron popularmente «la claúsula Hormigos».

Cuando intento poner en valor esta «medalla», la ex política, reconvertida en tertuliana y «celebrity», reconoce: «Sí, claro, estoy satisfecha de que gracias a mi caso se cambiara la ley. Yo también demandé al hombre que lo difundió pero como entonces la legislación no tenía carácter retroactivo no pude ganar». La condena para un delito de este tipo, sin embargo, sigue siendo insuficiente, según los expertos. «Estaríamos hablando de entre seis meses y un año de prisión, y en el caso de no tener antecedentes penales –que suele ser la mayoría de estos casos–, podría quedarse en una multa», ha afirmado Blanca Biezma, la letrada de Hormigos, en «Espejo Público». Mientras el Juzgado de Instrucción número 5 de Alcalá de Henares ha abierto diligencias por un presunto delito de descubrimiento y revelación de secretos para investigar cómo se viralizó el vídeo de Verónica, Olvido continua con su desahogo: «Es una pena que tenga que morir una mujer para que nos demos cuenta del daño que hacemos al compartir estos contenidos. Lo que dijo Fran Rivera, sobre que los hombres no pueden no enseñar un vídeo así, es terrible pero es verdad. No digo que esté de acuerdo con lo que dijo. Pero sí que ocurre que los hombres comparten este tipo de grabaciones sin pensar. Lo comparten unos con otros sin darse cuenta y sin ser conscientes del daño que están haciendo».

La toledana, que sigue viviendo en Los Yébenes con su familia, prosigue: «Lo que más me cuesta sobrellevar en el caso de esta chica es pensar que ella también tenía hijos. Como yo. Lo que ha tenido que pasar para tomar esa decisión tan drástica. Yo sufría por mis hijos, por mis padres, por mi marido. Y ella no ha podido llegar, pero a mí se me ha juzgado y la Justicia no me dio la razón, insisto, porque no me tomé un bote de pastillas». Y continúa: «De lo mío hace ya más de siete años. En su momento, mis hijos mayores se enteraron de todo. Pero ahora tengo una niña pequeña que está ajena a aquel escándalo y quiero que siga así», verbaliza a modo de súplica. Antes de despedirse reconoce: «Después de todo lo que ha pasado no tengo ningún espíritu de venganza, por suerte, no soy nada rencorosa». Al cierre de esta edición, la ex pareja de Verónica había sido puesto en libertad sin cargos.