Opinión

La crónica de Amilibia: ¡Hala, a la carga contra el Constitucional!

Fachada del Tribunal Constitucional
Fachada del Tribunal ConstitucionalAlberto R. RoldánLa Razón

En estos días bravíos de apocalipsis olímpica para ver quién lleva el error y el horror más lejos, leo que el Gobierno ha batido otro récord: la cifra total de asesores alcanza la cifra de 1.360 con un coste de 140 millones. Son datos del 2021. En este año que termina la cifra crecerá probablemente hasta casi los 2.000. Los contratados (¿fijos discontinuos?) se creerán en el Olimpo, cerca de los dioses. Recuerdo el Principio de Peter: «En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia». Parece que el tal Peter hubiera plagiado a Ortega y Gasset cuando el filósofo español escribió en 1910: «Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes».

Solo el Ministerio de Presidencia tiene 520 asesores contratados a dedo y al servicio del sanchismo. Si hay algo infatigable en este país es, sin duda, el dedo de los mandamases. Ahí están los más de 500 hijos de Félix Bolaños que le insuflan frases como «el TC ha detenido la acción legislativa de los representantes legítimos del pueblo español». Duda: ¿Habría que preguntar a Otegi y a Junqueras si se consideran representantes del pueblo español? Ahí quiero ver a Évole, con un par. Señalan que, más que asesores, lo que el Gobierno necesita son más tertulianos/catequistas que impartan la Nueva Doctrina del Amado Líder: negar la legitimidad del TC y de su fallo. Mientras, los asesores y las legiones norcoreanas de Iglesias lanzan eslóganes como misiles: contra el Constitucional, rebelión total. Desobediencia.

El rojerío ha pasado del inolvidable eslogan «los Borbones a los tiburones», al ideal del momento: «los fascistas togados, mejor ahogados». Evolucionan, sí. La fuerza de los asesores.