
Opinión
El diario de Amilibia: El Apolo corre hacia atrás
Unos creen que le falta sprint y otros que las crisis solo le activan el plan "yo no he sido"

La arrolladora Marisú, que es candidata, ministra y vicetiple a la vez, grita sobre el Gran Apagón: "El Gobierno investiga persiguiendo la verdad". La persigue tanto y con tanto ahínco, que, en previsión de lo que ha sucedido, nombró presidenta de la Red Eléctrica a la velocista Corredor, Beatriz de nombre, quien solo tardó 48 horas en presentarse ante el expectante público, ansioso de un poco de luz. No aclaró nada, claro.
Cuentan que las operadoras avisaron seis días antes del peligro, pero todo parece indicar que la velocista no se dio por enterada. Porque, vamos a ver, se preguntará ella: ¿qué sé yo de oscilaciones críticas y colapsos del sistema si soy registradora de la propiedad, como Mariano Rajoy? ¿Qué puedo saber yo de la influencia de las renovables en todo este follón si soy licenciada en Derecho? Pero si yo creía que el Apolo de la Moncloa me había enchufado (nunca mejor dicho) como presidenta de Redeia porque había dado a luz tres veces y para que tuviera tiempo de aprender a tocar el piano y hacer pilates. Gana, leo, 546.000 euros al año.

Es cierto, como bien grita Marisú, que el Gobierno persigue la verdad, lo que pasa es que no la alcanza nunca. Unos creen que al Apolo de la Moncloa le falta sprint y otros que las crisis solo le activan el plan "yo no he sido". Parece que, como la corredora Corredor, el Apolo corre hacia atrás ("retrorunning"), una práctica deportiva ideal para fortalecer los glúteos que además le concede mucho tiempo para pensar en el glúteo ajeno al que puede dar la patada de la culpa. Mientras, el coro de asesores monclovita le canta con la Marisú a las castañuelas: "Nombra una comisión/ todo se alargará/ la gente se olvidará/ y no habrá explicación". Pues eso.
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