Herederos del poder

"Tel père, tel fils": Louis Sarkozy, el hijo de Nicolas que resignifica la condena de su padre

Se presenta a las elecciones el próximo marzo y su estrategia frente a la política familiar pasa por martirizar al ex jefe de Estado galo

Louis Sarkozy, el hijo pequeño de Nicolas Sarkozy
Louis Sarkozy, el hijo pequeño de Nicolas Sarkozy Redes

Este 21 de octubre quedará marcado a fuego en la memoria -y la historia- de la familia Sarkozy. El expresidente francés ha cruzado por su propio pie las puertas de la prisión de La Santé para cumplir una condena de cinco años por asociación ilícita en el caso de la financiación libia. Una imagen insólita: el otrora jefe de Estado, ahora escoltado por la policía, flanqueado por su familia -su esposa, Carla Bruni; sus hermanos; y varios de sus hijos-, en una inesperada exhibición pública que normalmente tiende a ocultarse.

Porque si algo quedó claro este martes es que la familia Sarkozy no sabe pasar desapercibida. Louis, el hijo que Nicolas tuvo con Cécilia Attias, dinamitó cualquier plan de bajo perfil al convocar a través de sus redes sociales una concentración de apoyo a su padre. El gesto, más que filial, tuvo tintes de campaña: Louis, el más mediático del clan, aspira a convertirse en alcalde de la localidad costera de Menton en las elecciones municipales del 15 y 22 de marzo de 2026.

En los últimos días, el joven Sarkozy ha convertido la entrada en prisión de su padre en una suerte de acto político, situándose en el ojo mediático con declaraciones potentes y calculadas. Mientras muchos candidatos huirían de un escándalo familiar como de la peste -véanse algunos ejemplos españoles- , Louis parece haber hallado en él su trampolín. Su estrategia es clara: martirizar a Nicolas y presentarlo como un ángel caído, víctima del sistema que un día gobernó.

“Nuestro padre es un hombre inocente. Un hombre que no representa una amenaza para nadie. Un hombre sumido en un cautiverio incomprensible e injusto. Pero un hombre que, sin embargo, se sometió al proceso, que siguió al pie de la letra unos procedimientos inicuos, y que hoy se convierte en su víctima”, ha declarado esta mañana, poco después de que Sarkozy padre iniciara su nueva vida entre rejas.

Louis Sarkozy, formado en Estados Unidos, conserva rasgos de esa educación transatlántica: gusto por las armas, un estilo político directo, incluso provocador, y cierta habilidad para moldear la narrativa mediática con una destreza que recuerda al método más trumpista. Como el presidente estadounidense, ha logrado darle la vuelta a la tortilla -u omelette- y convertir una condena judicial en símbolo de resistencia ante un supuesto establishment implacable.

“Es fácil proclamar el propio patriotismo, el amor por Francia, el respeto por sus instituciones. Es mucho más difícil asumirlo cuando llegan las consecuencias. Nicolas Sarkozy es uno de esos hombres”, insiste Louis, en un discurso que oscila entre la épica y la redención y con una clara dicotomía: Reafirma su lealtad a la tierra que le vio nacer aunque su padre haya sucumbido al poder de su Justicia

El próximo marzo, más de 20.000 ciudadanos de Menton decidirán si compran ese relato de hijo devoto y heredero del “león herido” o si le retiran su confianza temerosos de las advertencias del sabio refranero popular: de tal palo, tal astilla. O como dirían al otro lado de los Pirineos: “Tel père, tel fils”.