«Guadalquivir»: De orilla a orilla

Todo es vida a su paso por Cazorla, Sierra Morena y Doñana, y todo puede ser muerte también. Las aguas del Guadalquivir caminan rápidas mientras recorren los paisajes de estos tres grandes espacios naturales españoles durante las diferentes estaciones del año. Y un famélico zorro, al cabo, una de tantas historias que se labran a orillas del vigoroso río, camina sin levantar la cabeza con la esperanza de encontrar algo caliente para comer mientras recorre aquellas hermosas tierras. Filme de notable belleza y elegancia visual, Estrella Morente ha prestado su voz poderosa como narradora del mismo, aunque en el texto se haya deslizado alguna que otra metáfora (los venados y sus «sombreros de dagas»; «la nieve, el agua helada que duele»; con los olivares «el suelo se viste de lunares»...) un tanto infantil o, por el contrario, «andaluzamente» recargada, lo que suponemos que responde al deseo del director y el guionista por poetizar el texto, lo que también ratifica su final a ritmo de flamenco. Un poco obvio, quizá. Porque daba lo mismo, al cabo: estas maravillosas imágenes hablaban muchas veces por sí solas. Águilas reales, búhos, ranas, linces, serpientes... Aquí también impera la ley del más fuerte y todos pueden ser devorados por un animal de mayor tamaño o pericia. Hasta que aparece el hombre armado y una jauría de perros nerviosos delante y decide desestabilizar el equilibrio indiscriminadamente, los hocicos luego manchados de sangre ingenua y caliente todavía. Contra una escopeta ellos no podrán defenderse jamás. No entraba en los planes de la Naturaleza.