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Cinco formas de saber si un huevo está bueno o malo
Un huevo en mal estado puede provocar salmonelosis, una infección estomacal que provocar deshidratación severa
El huevo es uno de lo ingredientes principales de la comida mediterránea, a pesar de que durante años ha sido mirado con recelo por su alto contenido en colesterol. Sin embargo, investigadores del Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra publicaron un estudio en European Journal of Clinical Nutrition que demostraba que las personas que consumían cuatro o más huevos de gallina por semana no tenían más riesgo de sufrir un problema cardiovascular (infarto de miocardio, ictus, bypass u otro procedimiento de revascularización coronaria) que aquellos que tomaban menos de uno a la semana.
Una vez derribado el mito de que consumir mucho huevo es malo para la salud, pasamos a relatar sus virtudes. Y es que los nutricionistas defienden sus propiedades nutricionales. Así, son ricos en proteínas (fundamentalmente en la clara), vitaminas A, B, D y E, minerales como el hierro y el azufre y el ya citado colesterol.
La versatilidad del huevo hace que esté presente en numerosas recetas de cocina, sólo o acompañado. Además de frito, cocido, en tortilla, escalfado o revuelto es indispensable para realizar rebozados, como base de masas y repostería. Por ello hay que ser cuidadoso con su consumo porque de estar en mal estado puede provocar una salmonelosis, una afección intestinal, que provoca vómitos, calambres estomacales y diarrea, que puede durar de 8 a 72 horas y puede provocar deshidratación severa.
Para evitarlo, lo mejor es cerciorarse de que el huevo que vamos a consumir está en buen estado. La vida “de consumo” un huevo suele ser de 28 días desde su puesta. Después de la cuarta semana va perdiendo propiedades y a partir de la sexta habría que tomar precauciones antes de decidir utilizarlo. Uno de los errores más comunes a la hora de conservar los huevos es lavarlos antes de meterlos en la nevera. Con esta acción lo que estamos haciendo es eliminar la película que protege la cáscara y que evita la entrada de bacterias. Además es recomendable guardarlos en un sitio fresco y seco y, a ser posible en su caja de cartón.
Entonces, ¿cómo podemos saber si un huevo está en buenas condiciones? Hay varias formas de comprobarlo.
1.- Olor a azufre
Es el más evidente. Cuando se abre un huevo y tiene un fuerte olor como a “bomba fétida” es que está podrido.
2.- Inmersión en agua
Es el más extendido por su facilidad y efectividad. Es tan sencillo como coger un recipiente (no hace falta que sea muy grande) y llenarlo de agua lo suficiente para poder sumergir el huevo. Después de dejarlo caer en el agua pueden suceder tres cosas: que se hunda rápidamente, que lo haga lentamente o que flote. En el caso de que llegue al fondo del recipiente rápidamente, el huevo es perfectamente apto para el consumo. Si lo hace más despacio tampoco habría problema. Solo en el caso de que el huevo flote deberíamos evitar su consumo y tirarlo a la basura porque es un indicador de que está malo.
3. Cocer el huevo
En muchas ocasiones no somos conscientes del tiempo que pueden llevar los huevos en la nevera y damos por hecho que están en buen estado. Si vamos a cocerlos, no hay problema porque una vez cocinados podemos saber si nos lo podemos comer o no. Si después de cocerlo, al abrirlo la yema está centrada y tiene una pequeña burbuja de aire, adelante. Está en perfecto estado. en cambio, si al partirlo, la yema está cerca de la cáscara y tiene una burbuja de aire grande, es señal de que no deberíamos comerlo.
4.- Agitar el huevo
Si eres de los que tiene buen oído también podrás saber si un huevo es apto para el consumo. Tan sólo tendrás que agitarlo cerca de la oreja. Si se oye un chapoteo, será señal de que el huevo no es apto para el consumo. Con el paso del tiempo, la cámara de aire interior se va haciendo cada vez más grande y la clara se va aguando. Cuando un huevo comienza a dejar de ser fresco, la yema se puede desplazar en su interior por lo que al agitarlo se puede escuchar cómo chapotea.
5.- Observación
En este punto podemos emular a los videntes, adivinos o médiums, de los predicen el futuro con el análisis de los posos de un café. En este caso, hablamos del presente, pero la observación nos puede servir para evitar males futuros. Así, para determinar si el huevo está bueno, hay que romper la cáscara y observar las características del contenido. Si la yema está dura, bien definida, redondeada, con un color anaranjado fuerte y con la clara espesa y los bordes definidos, estamos ante un huevo fresco.
Cuanto más difusa y pálida esté la yema, será menos fresco. Eso también queda patente en la clara, que con el paso del tiempo se va aguando.
¿Cuándo hay que tomar precauciones? Si el huevo tiene la yema rota, de color pálido y la clara es casi como agua, hay que tirarlo. en el caso de que esté podrido, la yema estará sólida, pegada en el interior o incluso tener un color oscuro.
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