Primeros auxilios
Cómo puedes practicarte la “maniobra de Heimlich” a ti mismo
El ahogamiento es la tercera causa externa de muerte de nuestro país, sólo por detrás del suicidio y de las caídas accidentales
La maniobra de Heimlich es un procedimiento de primeros auxilios utilizado cuando una persona se está ahogando y mediante el cual se trata de desplazar un objeto que se ha quedado atascado en la garganta, bloqueando las vías respiratorias. Si no se toman medidas inmediatas y el afectado se ve privado de oxígeno durante 4 o 6 minutos, se producirán daños cerebrales y -eventualmente- la muerte. De hecho, esta es la tercera causa externa de muerte de nuestro país (1.467 fallecidos en 2020), sólo por detrás del suicidio (3.941 fallecidos en 2020) y de las caídas accidentales (1.898 fallecidos en 2020).
Normalmente, este maniobra la realiza otra persona. Pero puede suceder que el afectado no tenga a nadie a su alrededor... o peor aún, que esa persona no sepa cómo practicar la maniobra de Heimlich. Y en estos casos, es importante que la persona que se está ahogando sepa cómo debe reaccionar, porque eso podría salvarle la vida.
Antes de abordar la maniobra de Heimlich en solitario, parece recomendable recordar cuáles son los primeros auxilios que debemos practicar ante el atragantamiento de un tercero:
La maniobra de Heimlich a otra persona
Lo primero que debemos recordar es, que si hay otra persona además de la que se está ahogando y de la que se encargará de aplicar los primeros auxilios, esta debe ponerse inmediatamente en contacto con los servicios de emergencia, llamando al 112. De esta forma, nos aseguraremos de haber agotado todos los recursos que tenemos a nuestra disposición para salvarle la vida al afectado. Además, en el caso de no estar familiarizados con el método de primeros auxilios, los servicios de emergencia podrán ir guiándonos paso a paso.
Antes de proceder con la maniobra de Heimlich, debemos indicarle a esta persona que tosa. Es posible que de esta forma sea capaz de desbloquear las vías respiratorias por sí solo; lo que limitará notablemente el trauma físico que podría sufrir con la maniobra de Heimlich. Si el afectado no tiene la fuerza o la determinación para hacerlo, debemos colocarnos a su lado y ligeramente por detrás, sosteniendo su torax con una mano y empujándole con la otra para colocarlo en posición inclinada.
Una vez en esta posición, debemos dar cinco golpes con la mano que tenemos sobre su espalda mientras sujetamos su pecho con la otra. Concretamente, debemos dirigir los golpes al espacio que separa los omoplatos. Si conseguimos que el cuerpo extraño alojado en su garganta sea expulsado de esta forma, podremos evitar la utilización de la maniobra de Heimlich, que -como ya hemos indicado- puede ser bastante traumática.
Si no se ha resuelto la situación, habrá llegado el momento de poner en práctica la maniobra de Heimlich. Para realizarla, nos colocaremos en la espalda del afectado y uniendo las manos en el punto medio entre el ombligo y la boca del estómago.
A continuación, lo inclinaremos hacia delante y realizaremos cinco compresiones fuertes hacia dentro y hacia arriba. La fuerza que debemos aplicar debe ser lo suficientemente grande como para levantar sus pies del suelo; por eso es aconsejable que quien realice la maniobra sea más grande y más fuerte que el afectado.
Si llegados a este punto, no hemos conseguido que expulse el objeto o el alimento atascado, hay que volver a repetir el procedimiento tantas veces como sea necesario para que supere el atragantamiento, alternando 5 golpes en la espalda y cinco compresiones con la maniobra de Heimlich.
La maniobra heimlich a uno mismo
Si una persona está sola, es importante que sepa que también es posible realizar la maniobra de Heimlich en solitario. Básicamente, la mecánica es la misma. Es decir, debemos colocar nuestras manos en el punto medio entre el esternón y el ombligo, y debemos realizar compresiones bruscas con el puño cerrado. Al aplicarnos a nosotros mismos los primeros auxilios, lo más seguro es que no seamos capaces de hacer la misma fuerza que la que conseguiría hacer otra persona.
Por ese motivo, y si no hemos conseguido expulsar el fragmento que ha provocado la obstrucción; debemos buscar una silla o una mesa (...) y colocar esta parte del cuerpo sobre ella para hacer compresiones con más fuerza, tratando de utilizar nuestro peso a nuestro favor y repetiremos el procedimiento hasta que consigamos desatascar definitivamente la vía aérea.
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