Sevilla

Un juez obliga a un joven «ni-ni» a dejar la casa familiar

Un juez obliga a irse de casa a un joven de 25 años que demandó a sus padres por no darle 400 euros al mes

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MADRID- Si los padres no «echan» a los hijos de casa, los jueces lo acabarán haciendo por ellos. Así ha ocurrido en Málaga. Según informó ayer el diario «Sur», un magistrado del Juzgado de Familia número 5 de la ciudad ha dado el plazo de un mes a un joven de 25 años que ni estudia –a su edad sólo ha aprobado tres asignaturas de Derecho– ni trabaja –aunque tiene conocimientos y experiencias bursátiles, apuntó el juez– para que abandone el hogar familiar. La decisión del juez vino motivada por la sorprendente actitud del joven: previamente, había denunciado a sus padres porque éstos se negaban a darle una paga de 400 euros mensuales, aunque le mantenían e incluso le pagaban la letra del coche –235 euros al mes–. Sumida toda la familia en un grave conflicto –los progenitores alegaron que el chico les maltrataba psicológicamente–, el juez, además de decretar la salida de casa, ha estimado que los padres le abonen una pensión de 200 euros mensuales durante dos años.


800 euros de paga
¿Nos encontramos ante el comienzo de una cruzada judicial anti «ni-ni»? Lo cierto es que, por triste que parezca, no es la primera vez que un joven denuncia a sus padres porque la paga no les da para el fin de semana. El pasado verano, una universitaria de Lugo demandó a sus progenitores porque consideraba que 600 euros no eran suficientes, por lo que pedía 800. Antes, en 2007, un joven sevillano también recurrió a los juzgados para exigir a sus padres que le subieran la paga de 150 euros, pese a que su padre estaba en paro. En ambos casos, los jueces no les dieron la razón.

Sin embargo, sí que es la primera vez que los juzgados estiman que un joven, por muy «ni-ni» que sea, está lo suficientemente capacitado para vivir por su cuenta. «No hay necesidad objetiva de mantener al ‘‘ni-ni'' voluntario. Pero el ‘‘ni-ni'' que ni puede estudiar ni puede trabajar sí que debe recurrir a la solidaridad familiar», afirma a este diario Alfonso Alonso, abogado de familia. Alonso aplaude la decisión del juez de Málaga. «Me parecen bien estas resoluciones judiciales. Las familias en España están cambiando y las circunstancias del país son complicadas», añade.

El abogado recuerda que la obligación de mantener a los hijos quedaría recogida en el artículo 142 del Código Civil, dentro del capítulo que hace referencia a los alimentos entre parientes. Así, el sustento, la habitación, el vestido y la asistencia médica serán facilitadas por los padres al hijo «mientras sea menor de edad y aun después cuando no haya terminado su formación por causa que no le sea imputable». Es decir, no existe un límite de edad para mantener a los hijos. Por ello, en casos como los antes citados, es el juez el que tiene la última palabra. «En el caso de Málaga, el juez ha valorado que este joven ha tenido oportunidades suficientes para acabar con su formación y, sin embargo, no lo ha hecho». Por otro lado, y «para evitar un conflicto familiar, ha optado por mantener una pensión temporal de 200 euros».

 «No conozco a fondo la sentencia, pero en principio me parece absolutamente razonable», afirma Federico Jiménez Ballester, juez decano de Sevilla. «Este joven podía construir su propia vida y no estaba justificado que no hubiera concluido sus estudios. Las obligaciones de prestar alimentos tienen un límite. Los padres no están obligados permanentemente a asistir a los hijos».

Javier Urra, psicólogo de la Fiscalía de Menores recuerda que «España es un país donde los chicos viven un tiempo anormalmente prolongado en casa de los padres». De hecho, «antes de la crisis, no se iban hasta los 34 años». Sin embargo, en los países nórdicos «se les empuja para que se vayan pronto de casa y busquen una salida laboral». Pero cuestiones «como el acceso a la vivienda provocan que en nuestro país sea especialmente complicado».

Si bien Urra considera que la etiqueta «ni-ni» es «un invento», sí que cree que hay factores sociológicos que determinan la prolongación de la convivencia con los padres. «En España, los jóvenes son muy democráticos, abiertos y cómodos. Se sienten muy bien en el hogar. Yo recuerdo que, cuando era joven, tenía deseos de libertad. Ahora, la juventud se ha relajado más», afirma. De hecho, el psicólogo considera que «los padres tienen que vivir con los hijos, pero no para los hijos. Hay un momento en que éstos tienen que ganar en libertad y autonomía. Lo contrario es una deriva errónea de nuestra sociedad».


Una «plaga» invisible para el Gobierno
- ¿El «ni-ni» nace o se hace? ¿Sólo es «ni-ni» aquel que no quiere estudiar o trabajar o también el que no puede? El Injuve asegura que «no existe una generación perdida», pues sólo existe un 1 por ciento de jóvenes (80.358 personas) que ni trabajan ni estudian ni tienen intención de hacerlo. Sin embargo, nuestro país se destaca por un número considerable de «ni-ni» a la fuerza: según la encuesta de población activa, un 30 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 29 años (1.600.000) está ocioso. Y es que «ni-ni» es también aquel joven formado que busca una salida laboral y que, ante una tasa de paro juvenil del 43,5 por ciento, apenas cuenta con oportunidades.