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El niño que se hacía el dormido

La Razón
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Patxi López también tiene un intenso recuerdo de su abuelo paterno. Y no porque perteneciera a ningún bando de la guerra, sino porque gracias a él, portero del Cine Mar de Portugalete, se aficionó a todo lo relacionado con la imagen y el sonido. De ahí le viene su pasión por la música y por la fotografía. Sin embargo, si algo marcó su infancia fue el ejemplo de lucha por la libertad de sus padres en la España de la dictadura. Recuerda de aquella época los registros policiales en su casa y, que cuando esto ocurría, los «papeles más comprometidos» siempre acababan bajo su cama, y él haciéndose el dormido. Éstas y otras anécdotas las cuenta él mismo en su perfil de la «blogesfera progresista».Durante años, en la clandestinidad, por la vivienda familiar desfilaron Felipe González, Ramón Rubial, Carmen García Bloise, Joaquín Almunia, Txiki Benegas, Manolo Chaves, …Todos comían gracias a la que él considera la mejor cocinera de salsa vizcaína del mundo, su madre. Pero aquellos socialistas no iban sólo a Portugalete a degustar las cazuelas de bacalao, los caracoles y los morros, sino a compartir tertulia con el padre de Patxi, Eduardo López Albizú, más conocido por «Lalo», un histórico dirigente del PSOE y de la UGT que participó en el mítico Suresnes. No es extraño que el hoy número uno del PSE se afiliara a las Juventudes Socialistas con sólo 16 años. Nadie como él tuvo una infancia tan comprometida con toda una generación de socialistas.